MADRID 17 May. (CHANCE) -
Podríamos pensar que el padre de Lindsay Lohan, Michael Lohan, ya estaría contento y satisfecho porque su hija ya estuviera recibiendo la ayuda que necesitaba pero no es así.
Michael Lohan está intentando cambiar a Lindsay de centro de rehabilitación de Arizona a California. En una entrevista calificó la decisión de los tribunales de "ridícula" porque no considera necesario que tenga que estar 90 días en el centro Betty Ford, ya que el programa dura 30 días y no ve necesario que tenga que repetir tres veces el programa.
Su intención es sacarla de ese centro y llevarla a otro centro de rehabilitación que tiene base en Florida, el centro Lukens. Su padre piensa que lo que Lindsay necesita es personas que la puedan ayudar de verdad y cree que en el único sitio donde puede conseguir eso es en Lukens.
El sistema judicial de California no parece estar de acuerdo con el traslado. En caso de que se fuera del centro Betty Ford, dice el juez, estaría violando la libertad condicional y el juez la mandaría de vuelta a la cárcel.
Lindsay ha recuperado su apetito ya que le han quitado el Adderall de su rehabilitación. Adderall es una pastilla que se toman las personas con déficit de atención, problemas de bipolaridad... Pidió a los médicos que la siguieran suministrando la medicación, pero la han obligado a renunciar a ella y desde entonces ha cogido peso.
Algunos de sus amigos afirman que tomaba esa droga para bajar de pero aunque ella aseguraba que tenía hiperactividad y déficit de atención y por eso la tomaba. "Ella ha estado haciendo ejercicio, pero no tiene mucha energía, ya que ya no toma Adderall, que es un medicamento psicoestimulante que contiene anfetamina. Ha estado hablando con un nutricionista en Betty Ford para comer más sano. "
A Lindsay se le ha asignado un equipo completo de los cuidadores compuesto por psicólogos, dietistas, técnicos de la dependencia química y un médico. Todos ellos han realizado un plan para que la joven tenga una atención de lo más personalizada.