MADRID, 16 Mar. (EUROPA PRESS)
La muestra Alta Costura sobre papel. Figurines de Pedro Rodríguez (1940-1976) exhibe una amplia colección de figurines originales de pequeño y gran formato que reflejan no sólo el trabajo de Pedro Rodríguez sino también el savoir-faire de las casas de Alta Costura en la llamada Edad de Oro de la Alta Costura española.
Según informa el Museo del Traje, el proceso creativo de Pedro Rodríguez comenzaba con el diseño del modelo sobre el maniquí con la tela, las tijeras y los alfileres. Una vez acabado, los dibujantes realizaban los figurines que iban a formar la colección añadiendo todos los detalles que el modisto considerase oportunos para darles su estilo personal.
Complementando estos dibujos, se muestran también los recortes y fotografías de prensa, tanto nacional como extranjera, desde 1952 hasta 1976, donde se recogen entrevistas, pases de modelos, viajes, reportajes, etc., que muestran la historia de la casa y, por extensión, la historia de la Alta Costura española de la época.
A través de toda esta obra gráfica, Alta Costura sobre papel recorre la trayectoria profesional del maestro valenciano desde 1940, momento en el que abre sus salones en Madrid, hasta 1976 cuando la firma cierra sus puertas en sus tres sedes, Barcelona, San Sebastián y Madrid.
La exposición, abierta hasta el 17 de junio, irá a acompañada de un programa de visitas guiadas y conferencias en torno a la figura y época de este creador.
Pedro Rodríguez (Valencia 1895- Barcelona 1990) abrió su casa de Alta Costura en Barcelona en 1919 siguiendo las directrices de la Cámara Sindical de la Alta Costura de Paris, y su consagración tuvo lugar en 1929 gracias a su desfile para la Exposición Universal celebrada en la Ciudad Condal.
Fue socio fundador y presidente de la Cooperativa de Alta Costura Española desde su creación, en 1940, hasta su muerte. Los años 50 y 60 son los de máxima proyección no sólo nacional sino también internacional, con viajes por los cinco continentes, reseñas en las mejores revistas de moda del mundo, y una lista de clientas españolas y extranjeras inacabable.
En general sus prendas, siempre elegantes, se caracterizaban, especialmente los trajes sastre, por una técnica perfecta y sus vestidos de fiesta fueron famosos por la exquisitez de sus bordados y su absoluto dominio del drapeado.
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