El ejercicio físico, uno de los mejores aliados para ganar la batalla contra el cáncer

El ejercicio físico, uno de los mejores aliados para ganar la batalla contra el
Foto: GO FIT 

MADRID, 4 Feb. (CHANCE) -

   La actividad física desempeña un papel cada vez más importante en la prevención del cáncer. Los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida han adquirido gran importancia: el tabaquismo, la dieta inadecuada y la ausencia de actividad física. Nuestra configuración genética está preparada para que seamos activos, algo que se hace cada vez más complicado en una sociedad cada vez más sedentaria.

   El 75-80% de los cánceres se deben a la acción de los agentes externos que actúan sobre el organismo. Sólo entre un 20 y un 25% de todos los cánceres parecen estar originados por mutaciones espontáneas de los genes y otros factores externos no identificados y difíciles de controlar. "La actividad física juega un papel vital en la prevención del riesgo de padecer cáncer, reduciéndolo de forma significativa", afirma Pedro Rodríguez, director técnico de GO fit.

   Tanto la enfermedad como su tratamiento provocan una reducción significativa en la calidad de vida. Los enfermos de cáncer pueden sufrir problemas psicológicos (pérdida de autocontrol, depresión, estrés, reducción de la autoestima), sociales (prolongado absentismo laboral, reducción de las relaciones personales, pérdida de estatus económico y social) y físicos (fatiga, atrofia muscular, dolor, disminución de la función cardiovascular y pulmonar, insomnio, nauseas y vómitos).

   "Todas las investigaciones concluyen que los pacientes con cáncer pueden beneficiarse del ejercicio físico tanto antes como después del tratamiento", afirma el director técnico de GO fit.

ACTIVIDAD FÍSICA, MÁS QUE BENEFICIOSA

   La actividad física durante o tras el tratamiento tradicional del cáncer propician multitud de beneficios, según el director técnico de GO fit. Reducción de la ansiedad, disminución de la depresión, incremento de la energía, mejora de la capacidad física y mejora de la autoestima son solo algunos de los beneficios psicológicos del ejercicio físico. En relación a los fisiológicos, podemos resaltar la mejora de la capacidad funcional, el incremento de la fuerza muscular, aumento de la flexibilidad, disminución de la fatiga y mejora el control del dolor.

   "El diagnóstico de la enfermedad tiene una respuesta positiva en la dieta y el hábito tabáquico y negativa en la práctica deportiva. Existe una tendencia a disminuir la misma tras el diagnóstico", apunta Pedro Rodríguez. "No obstante, aunque esta práctica se vea reducida, los enfermos de cáncer son bastante receptivos a los programas de promoción de salud y desean información inmediata tras el diagnóstico", continúa el director técnico de GO fit.

   Es en este punto donde se hace necesario el trabajo de los oncólogos, que deben ser los primeros en aconsejar a sus pacientes la práctica de actividad física desde el momento del diagnóstico", concluye. Pasado este punto, entra en acción la figura del profesional de la actividad física, que será quien prescriba un entrenamiento acorde con la persona que padece la enfermedad, siempre teniendo en cuenta ciertas consideraciones por las que se podría realizar dicha práctica.