Ana Obregón revela sus mejores anécdotas en 'Espinete no existe'

Ana Obregón
ANA OBREGÓN/ESPINETE NO EXISTE
Actualizado: domingo, 11 diciembre 2016 17:22

   MADRID, 11 Dic. (CHANCE) -

Ana Obregón ha estado en el plató de Espinete no existe para contarnos algún que otro recuerdo de su infancia y de su trayectoria como actriz. Como siempre, no ha defraudado y nos ha dado unos momentos muy buenos.

   Y es que todos estamos de acuerdo en que cada vez que Ana Obregón pisa un plató de televisión, lo revoluciona... Y si no fijaros esta mañana cuando la actriz nada más estar unos minutos frente a las cámaras se ha roto el vestido y han tenido que venir a cosérselo para que estuviera cómoda. La verdad es que no nos podemos quejar de la 'triunfal' entrada que ha hecho en el plató.

   Si echamos la vista atrás recordamos cómo la Obregón también se rompió el vestido en el estreno de su reality Algo pasa con Ana, donde nos acordamos que en pleno photocall, el vestido se le descosió de la cintura al saludar a una fan. 

   Ana ha estado recordando algunos momentos significativos de su vida y uno de ellos ha sido el de la famosa paella que le hizo a Spielberg. La actriz explicó que para hacer esa paella necesitó la ayuda de su madre, quien por teléfono le iba a explicando cómo tenía que hacerla porque ella no tenía la menor idea.

   La Obregón, como cada invitado que acude al programa, ha tenido que llevar un objeto que le recordase a su pasado, por lo que ella ha optado por llevar dos zapatos, cada uno distinto del otro. Ha contado que había elegido eso porque una vez fue invitada a una fiesta en Montecarlo y, como siempre, hizo la maleta muy rápido porque no tenía tiempo, con tan mala suerte que metió un zapato negro plano y otro zapato negro pero de tacón para ponérselos con un vestido esa misma noche.

   Por si no fuera poco que tuviera que asistir a la fiesta con un zapato de cada manera, además, le pidieron que iniciara el baile así que no tuvo más remedio que hacerlo con un zapato de cada manera evitando que alguien se diera cuenta aunque se viera a simple vista que andaba coja por culpa de su mala suerte.