SANTIAGO DE COMPOSTELA, 21 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de científicos de la Facultad de Medicina de Santiago está investigando la toxicidad neurológica del aluminio, y en concreto su posible repercusión sobre el desarrollo del Parkinson.
El coordinador de este proyecto es el profesor Ramón Soto Otero, quien explica que, aunque en algunos casos el Parkinson puede tener un origen genético, en muchos otros se debe a la interacción del individuo con sustancias tóxicas que existen en el medio.
El investigador destaca que el aluminio está muy presente en nuestras vidas. Así en las latas de bebida, tetrabriks, útiles de cocina, resistencias eléctricas de muchos aparatos, etcétera.
FARMACOS Y COSMETICA
Algunos fármacos contienen asimismo sales de aluminio, como es el caso de los antiácidos para el estómago, e incluso algunos productos de cosmética, según informó el Centro de Innovación y Transferencia de Tecnología (Citt) de la USC.
Tal como indica el profesor, "existen datos que hacen pensar que el aluminio pudiera favorecer el desarrollo del Parkinson". Esta afirmación contribuiría, por tanto, a explicar la existencia de una relación directa entre el índice de Parkinson de un determinado país y su nivel de industrialización.
También se ha probado la presencia de este metal en el cerebro de individuos con Parkinson en concentraciones que estaban por encima de los valores normales. Asimismo, se han identificado algunas regiones geográficas con un alto contenido de sales de aluminio en el suelo, que llega con facilidad a la cadena alimenticia al ser absorbido por plantas y frutas.
ESTRES CEREBRAL
Estudios previos del equipo de la USC demuestran que el aluminio favorece el desarrollo del "estrés oxidativo cerebral", considerado como uno de los principales factores implicados en el desarrollo del Parkinson.
En la actualidad están realizando estudios con ratas, a las que administran sales de aluminio para ver sus efectos en el cerebro y cómo afecta este metal a las sustancias antioxidantes del organismo, que son las que nos protegen frente al estrés oxidativo.
El profesor Soto explica que las proteínas responsables del transporte de hierro por el organismo son capaces de transportar también el aluminio. Por ello es habitual su presencia en el cerebro, aunque en concentraciones muy bajas y que no resultan nocivas para la salud.
Sin embargo, la información con la que cuentan los investigadores indica que el aluminio podría favorecer la destrucción de neuronas.
"Los resultados de esta investigación nos permitirán saber si el aluminio puede resultar perjudicial para la salud o no, ya que los datos de que disponemos todavía no son concluyentes en este sentido", señala.