CABO CAÑAVERAL, (OTR/PRESS)
Hasta las viviendas más caras tienen sus pequeños 'problemillas'. Y no sólo en la Tierra, sino que en el espacio la Estación Internacional ha podido comprobar de primera mano que los millones de dólares invertidos no le salvan de problemas propios de terrícolas, como un retrete que no funciona.
Durante más de una semana, el inodoro malgastaba agua cuando trataba de eliminar los desechos de la orina, algo que un trabajo de fontanería a cargo de un cosmonauta ruso de dos horas consiguió arreglar.
Los problemas con el agua del inodoro se habían convertido en un quebradero de cabeza para los tres inquilinos de la Estación Espacial Internacional. Finalmente, más de una semana después de registrarse el problema y tras dos horas de trabajos, el cosmonauta ruso Oleg Jononenko logró solucionar el conflicto. El váter, de fabricación también rusa, malgastaba agua cuando trataba de eliminar residuos líquidos, si bien la extracción de los sólidos parecía trabajar correctamente. Ahora, "el retrete vuelve a funcionar", afirmó la NASA en un comunicado, según informaciones de 'The Times' recogidas por otr/press.
En este sentido, el vicecoordinador del programa de la Estación, Kirk Shireman, señaló que "desafortunadamente ahora se habla sobre el servicio, pero eso realmente es la vida, el futuro de la exploración humana en el espacio". "Quizás algún día todo el mundo pueda contar algo así", agregó Shireman, anticipando lo que podría ser la auténtica conquista del universo. Eso sí, si el ser humano aspira a llegar a Marte en un futuro, algo que llevaría tres años, la NASA y otras asociaciones espaciales deben proporcionar seguridad plena de que el baño también funcione como es debido.
LABORATORIO EN MARCHA
La anécdota del baño ha eclipsado en parte el gran avance de la misión de la última semana, la apertura de un laboratorio de fabricación japonesa de mil millones de dólares. El módulo supone "un gran momento para el pueblo de Japón", como destacó el astronauta de esta nacionalidad Akihiko Hoshide, citado por la CNN. El laboratorio, de momento, permanece vacío, "pero está lleno de sueños" y así lo han recibido los diez cosmonautas presentes en la nave.
El avance, de nombre Kibo, tiene el tamaño de un autobús y, por tanto, ninguna otra 'habitación' de la Estación Espacial le supera en este aspecto. Con este añadido, la 'vivienda' ya cuenta con tres cuartos de su superficie construidos y pesa unas 600.000 libras, casi 272 toneladas. La NASA confía en concluir estas tareas de creación para 2010, aunque con imprevistos como los desperfectos del inodoro, la entrega de llaves podría retrasarse.