MADRID, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
El fósil de una tortuga descubierto en la provincia china de Guiyang y con una antigüedad de 220 millones de años arroja luz sobre cómo se desarrollaron la concha y el cuerpo de las tortugas. Los científicos desvelan esta semana en 'Nature' las características de la que se considera la especie más primitiva de tortuga descubierta hasta la fecha.
El fósil se conservó durante millones de años en los depósitos marinos del Triásico Tardío del sudoeste de China y los investigadores, dirigidos por Chun Li de la Academia de las Ciencias China en Beijing, describen ahora cómo la nueva especie tiene costillas dorsales expandidas pero no una concha sobre su espalda, conocida como caparazón.
El espécimen tiene un peto, la parte plana inferior del caparazón de la tortuga, desarrollado por completo. Esto sugiere, según los investigadores, que el primer paso en la formación del caparazón supone que las placas neurales se convierten en hueso y se produce un ensanchamiento de las costillas.
Según los investigadores, esto se corresponde con los inicios del desarrollo de la formación del caparazón en las tortugas actuales y muestra que el caparazón de la tortuga no se deriva sólo de una fusión de las placas óseas con la piel.