LONDRES 24 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un equipo integrado por astrónomos españoles y británicos está convencido de que la bola de fuego que atravesó en julio del año pasado el cielo sobre Francia, España y Portugal, y que fue avistada e incluso fotografiada en varios puntos de su trayectoria, corresponde a un fragmento de un cometa concreto que estalló en el espacio hace 90 años, y cuyos restos --los primeros disponibles para la ciencia procedentes de un cometa-- están esperando a ser encontrados en territorio español o de nuestros países vecinos.
El estudio ha sido realizado por Josep D. Trigo-Rodríguez, del Instituto de Ciencias Espaciales del CSIC; José M. Madiedo, de la Universidad de Huelva, e Iwan P. Williams, de la University of London, y se publica en el último número de la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Los bólidos son el nombre dado por los astrónomos a estos brillantes meteoros, popularmente conocidos como estrellas fugaces. El 11 de julio de 2008, a las 21.17 GMT, se registró un brillante objeto de este tipo. En su momento de intensidad máxima, el objeto era más de 150 veces más brillante que la Luna llena. Su paso fue capturado a una altitud de 98,3 kilómetros de altitud y desapareció de la vista cuando se encontraba a 21,5 kilómetros de la Tierra, después de haber sido seguido por tres estaciones del Programa de Seguimiento de Bólidos Español (SPMN) sobre Béjar, localidad salamantina con cuyo nombre ha sido bautizado el bólido.
Analizando esas imágenes y el rumbo, los astrónomos han podido deducir la trayectoria y propiedades del bólido a su llegada a la atmósfera terrestre. El equipo cree que se trataba de un denso objeto, de un metro de diametro y una masa de 1,8 toneladas, suficientemente grande para que fragmentos hayan quedado intactos tras caer a la superficie. Los astrónomos han establecido que este objeto había cubierto antes de su llegada una inusual órbita alrededor del Sol, en una singladura que le llevó desde más allá de la órbita de Júpìter hasta las proximiadades de la Tierra, según ScienceDaily. Esta órbita es similar a la de una nube de partículas denominada Draconidas de Omicron, que en raras ocasiones produce una lluvia de estrellas sobre la Tierra y que probablmente se originó por la destrucción del cometa C/1919 Q2 Metcalf, registrada en 1920. Este dato sugiere que el bólido Béjar llegó a formar parte de este cometa.
Asi, si los fragmentos de este bólido caídos sobre España puedne ser recuperados, por primera vez, los científicos podrán estudiar grandes trozos de un cometa en un laboratorio. El doctor Trigo-Rodríguez comentó: "Si estamos en lo cierto, mediante futuros encuentros de la Tierra con otras nubes de restos cometarios, tendremos la oportunidad de recuperar meteoritos de cometas específicos y analizarlos en laboratorio. Estudiar este tipo de objetos es una de las ambiciones más deseadas por los científicos ya que permitirán acercarse a mirar en el interior de algunos d elos más misteriososo objetos del Sistema Solar".