WASHINGTON, 14 Ago. (OTR/PRESS) -
El programa de exploración de Marte avanza a grandes pasos, especialmente gracias al trabajo de la sonda Phoenix, pero los futuros descubrimientos podrían depender de que muestras del planeta rojo puedan ser traidas a la Tierra, auqnue sea en naves no tripulados. La prestigiosa revista 'Astrobiology' destaca en uno de sus últimos estudios que los instrumentos enviados el espacio no posibilitan un análisis tan detallado como el que sí permite la tecnología sólo disponible en los laboratorios terrestres.
El 'Mars Exploration Program Analysis Group', encargado del análisis y la exploración de Marte, describe en un artículo publicado en la revista 'Astrobiology' los once objetivos científicos prioritarios para las futuras misiones marcianas. Entre ellos, destaca la necesidad de realizar análisis más exhaustivos del suelo del planeta rojo, algo que pasaría por someter muestras a instrumentos sólo disponibles en la Tierra. Como destaca el informe, recogido por otr/press, "los instrumentos espaciales no pueden medir de forma tan precisa" tanto la antigüedad de las muestras y su composición como la posible detección de restos de vida en ellos.
De esta forma, los científicos podrían investigar como nunca antes un material que, aunque similar en cierto sentido, no está presente en la colección de meteoritos ya analizada. La dificultad estriba en empaquetar y transportar los pedazos de superficie marciana de tal forma que se conserve su integridad y, por extensión, su composición.
¿VIDA?
El ser humano siempre se ha sentido fascinado por Marte, tanto por la posibilidad de poner algún día el pie en ese planeta como por la posible existencia de vida microbiana. Recientemente, el hallazgo de una sustancia química que en ocasiones es tóxica (perclorato) hizo temer si definitivamente había quedado confirmada la negativa a la existencia de vida.
La NASA, sin embargo, aclaró que del hallazgo no se pueden extraer más conclusiones de la cuenta y conviene esperar a posteriores análisis, más profundos. La sonda Phoenix es la última nave que ha enviado la NASA al planeta rojo para descubrir si alguna vez hubo agua allí y si albergó o alberga algún tipo de vida. De momento, la agencia espacial ya ha anunciado la obtención de pruebas concluyentes de la existencia de agua en el subsuelo.