Madrid, 11 de mayo de 2017.- Hace 25 años que se casaron y ya lucen plata, refulgiente y orgullosa, tanto en su matrimonio como en sus sienes. Bueno, Patricia no porque se las tiñe de un caoba tirando a castaño que le resalta el color de su piel y de sus ojos. Tomás, por contra, deja gustoso que el blanco gane terreno al oscuro en su cabeza. Le han dicho que la cana cae más tarde, por lo que retrasará la calvicie, y se ha creído aquello de que el pelo blanco le hace más interesante. Se reconocen como una ‘rara avis’ porque muchos de sus amigos se han separado tras largos años de matrimonio –en España se rompe un matrimonio cada 5 minutos- y hasta se han vuelto a casar en una segunda y hasta tercera ocasión. En esto último los van a imitar. Ellos se van a casar otra vez pero con el mismo y con la misma. Suenan campanas de boda, de plata.
O puede que no suenen. La primera vez fue por la Iglesia. Por aquel entonces mandaron las presiones familiares, que estaban bautizados y con la comunión hecha, que si “hacedlo por vuestros padres” y que don Venancio –el cura del barrio- pondría el grito en el cielo. Un cuarto de siglo más tarde, con dos hijos adolescentes y muchos de sus amigos “recién casados”, volverán a darse el sí quiero pero por lo civil y a su manera. Lo cierto es que esta fórmula es tendencia. Dos de cada tres matrimonios, o lo que es lo mismo más de un 67% de parejas se unen exclusivamente por lo civil. Esta es una de las conclusiones más llamativas del informe a cargo del Instituto de Política Familiar (IPFE) sobre la Evolución de la Familia en España 2016. Así, de los 158.425 matrimonios que se registraron en 2014, un total de 107.075 se realizaron únicamente por esta vía. El dato más alto es el de Cataluña, donde 8 de cada 10 matrimonios se casan de forma administrativa (un 82,6% de este tipo de matrimonios frente a los eclesiásticos), seguida de Baleares (un 79,3%), o Canarias (76,7%). En el otro extremo de la tabla se encuentra Extremadura, con un 51,7% de bodas civiles.
Como Patricia y Tomás, muchas parejas en nuestro país deciden casarse tras décadas de matrimonio. De este modo comparten su buena racha sentimental y vuelven a reunir a aquellos seres queridos aún presentes en su primer ‘sí quiero’ con algunos incomparecientes la primera vez como sus hijos, algún nieto y los nuevos amigos en común que han ido acumulando a lo largo de su vida en común. Ese es su principal Tesoro: su amor y las personas que les rodean y que les quieren. Por eso van a poner todo su empeño en que su segunda boda sea muy especial.
Aquello que escape a sus posibilidades lo dejarán en manos de algún o alguna wedding planner. Le encomendarán, entre otras, cuestiones ‘menores’ como los trajes para la boda, peluquería y maquillaje, lugar de celebración, invitaciones, decoración, menú, protocolo, música, exorno floral y viaje para la segunda luna de miel. Sin embargo, hay detalles de boda que requieren una supervisión directa. Se encargarán personalmente porque quieren devolver en forma de regalo especial las toneladas de cariño que han recibido de sus seres queridos en todo este tiempo juntos. Han estado ahí en los buenos y en los malos momentos. Se merecen un obsequio acorde con el acontecimiento en el que se quede latente ese toque personal de la pareja.
Los detalles de boda dejan un recuerdo indeleble en quienes lo reciben. Su misión es evocar los mejores recuerdos del acontecimiento y sus protagonistas. De ahí que la mayoría de las parejas, ya se casen por primera o en sucesivas veces, por la iglesia o por lo civil, quieran que sean personalizados y originales, únicos. En la tienda de Kloe saben cómo quedar bien con esos invitados a tu día más especial. Elaboran los presupuestos con los detalles de boda que elijas. Sólo hay que añadir al carrito de compra las cantidades requeridas, ir a caja y se muestra el presupuesto, pudiéndose añadir o quitar artículos y realizar miles de presupuestos. Los precios reflejados incluyen el IVA y para presupuestos superiores a 99 euros los pedidos superiores tienen envío gratuito. Todos los obsequios tienen la mejor relación calidad-precio del mercado y el diseño apropiado para dejar esa huella emocional que no deja indiferente.
Tomás y Patricia tienen mucho adelantado en los preparativos de su boda plateada. Cuentan con alguna cómplice y el entusiasmo de la primera vez. Hasta que no tengan confirmación del lugar y día no avanzarán con el resto, pero los detalles para cada mesa, junto a cada cubierto, han sido ‘coser y cantar’. Están a un clik de distancia y al gusto de una pareja que se conoce muy bien, demasiado bien, y sabe lo que quiere.
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