Innova.- Científicos de la UV destacan el peligro para la biodiversidad de incendios menos frecuentes pero más intensos

Actualizado: lunes, 5 octubre 2009 14:08

VALENCIA, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -

Científicos de la Universitat de València (UV) destacan --en el estudio 'Una historia ardiente: El papel del fuego en la historia de la vida', publicado en la revista 'Bioscience'-- el peligro para la biodiversidad que suponen los incendios menos frecuentes pero más intensos.

Además, el trabajo revela que el cambio de régimen del fuego en las sociedades actuales incrementa la severidad de los siniestros y que la repoblación con una elevada densidad de especies muy sensibles a las llamas, como el pino o el eucalipto, también perjudica la regeneración de las masas forestales, informaron hoy fuentes de la institución académica en un comunicado.

El importante crecimiento de incendios desde el pasado siglo XX creó la percepción de que los fuegos en los bosques son desastres ecológicos, pero estudios de evolución y paleontología han mostrado que las llamas son naturales. Además, los incendios no son nada nuevo, sino que ha habido siempre a lo largo de la historia de la humanidad, en consecuencia, hay muchos ecosistemas en el mundo, incluido el mediterráneo, adaptados a los fuegos. Incluso, se puede decir que parte de la biodiversidad existe gracias a los incendios.

El problema, señalan los especialistas, se presenta cuando hay un cambio en los tipos de incendios porque "las plantas están adaptadas a regímenes de fuegos específicos, por lo tanto, cualquier cambio en el modelo, provocará más impactos en la biodiversidad", como revela una de las conclusiones de la investigación.

El investigador Juli G. Pausas del Centre d'Investigacions sobre Desertificació CIDE (Universitat de València-CSIC), coautor del trabajo con Jon E. Keeley, investigador del Servicio Geológico de los EE.UU. y profesor de la Universidad de California, explica que la humanidad ha aparecido gracias a haber aprendido a utilizar el fuego, de hecho, "el Homo sapiens no se entiende sin el fuego", apunta.

Pero "los humanos también han ido cambiando los regímenes de los incendios a su gusto, a menudo sin tener en cuenta las consecuencias ecológicas". Por ejemplo, según Pausas, "en muchos lugares la exclusión de los incendios a las sociedades actuales con objeto de mejorar sus condiciones de vida ha hecho disminuir la frecuencia de los fuegos, pero, por el contrario, ha incrementado su severidad e intensidad. En consecuencia, se han convertido en más peligrosos, tanto para la biodiversidad como para los humanos".

Esta investigación considera los incendios como una parte natural de muchos sistemas ecológicos y, por lo tanto, no se consideran un hecho malo para luchar en contra, "sino que se deben gestionar de una manera sostenible y evitar los regímenes de fuegos que perjudican la biodiversidad y la seguridad ciudadana", añade Juli G. Pausas, quien concluye que es "muy importante aprender a convivir con los incendios, puesto que son una parte integral de la naturaleza".

CUENCA MEDITERRÁNEA

Un equipo de científicos liderados por Juli G. Pausas del CIDE también ha analizado el efecto de los incendios en el oeste de la cuenca mediterránea mediante un seguimiento de regeneración de plantas y la pérdida de suelo fértil durante las últimas décadas.

La investigación 'Son los incendios un desastre a la cuenca mediterránea?', publicado en la revista 'International Journal of Wildland Fire', demuestra la importancia del fuego en la estructuración histórica de la biodiversidad y los ecosistemas.

De hecho, se destaca la resistencia al fuego de muchos arbustos, encinas y robles, como por ejemplo la sensibilidad al fuego de los bosques de pinos. Pese a esto, el grupo de Pausas ha demostrado que los índices más elevados de pérdida de suelo fértil y cambios de vegetación relevantes, como por ejemplo la pérdida de las especies dominados, se producen en los bosques más alterados por la mano humana.

Este es el caso de las zonas que fueron deforestadas, abancaladas y cultivadas en el pasado y que, más recientemente, sus cultivos fueron abandonados y, a menudo reforestados. Las áreas menos alteradas, por el contrario, son también menos sensibles a los incendios.