ALICANTE, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) ha otorgado el derecho a los regantes del pozo Inmaculada Concepción, en Crevillent (Alicante), para uso de regadío y el aprovechamiento de los regantes del pozo La Sierra, de la localidad alicantina de Redován, según informaron hoy en un comunicado fuentes de la CHS.
En primer lugar, en el pozo Inmaculada Concepción, de Crevillent, la CHS ha otorgado un volumen máximo anual de 752.500 metros cúbicos, para una superficie de 301 hectáreas dentro de un perímetro de 337,47 hectáreas. La dotación supone 2.500 metros cúbicos por hectárea y año, con caudal medio equivalente 23,86 litros por segundo.
El sondeo tiene una profundidad de 105 metros y un diámetro de 450 milímetros, con un caudal instantáneo de 28 litros por segundo. Las aguas se destinarán al riego de cítricos, frutales, hortalizas y forrajes.
Esta reivindicación de los regantes de Crevillent se remonta a más de diez años y ha concluido con el reconocimiento de los derechos de los regantes del citado pozo. Las aguas del sondeo se utilizarán como complemento a las dotaciones del trasvase Tajo-Segura, de las que se benefician los regantes a través de la Comunidad General de Riegos de Levante Margen Izquierda del Segura.
Además, la CHS ha otorgado el derecho a aprovechar las aguas subterráneas del pozo La Sierra, en Redován, para uso de regadío, tras veinte años de atasco de la petición, puesto que los regantes formularon su petición en 1988.
La cantidad otorgada representa un volumen máximo anual de 300.000 metros cúbicos, para una superficie de 60 hectáreas dentro de un perímetro de 97,98 hectáreas. La dotación supone 5.000 metros cúbicos por hectárea y año, con un caudal medio equivalente 9,51 litros por segundo. El sondeo tiene una profundidad de 36 metros y un diámetro de 2.000 milímetros, con un caudal instantáneo de 30 litros por segundo.
El expediente se inició en 1988 y ha concluido con el reconocimiento de los derechos de los regantes de la Sociedad Agraria de Transformación San Miguel. Las aguas extraídas se vierten en una arqueta, desde la que se distribuyen mediante una tubería enterrada a las distintas parcelas que componen el aprovechamiento, en las que se cultivan cítricos y hortalizas.
