VALENCIA, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Hospital Provincial de Castellón rendirá el próximo lunes un homenaje público a Juan Ripollés por su trayectoria artística y su contribución a que el centro sanitario sea un museo al aire libre. El centro médico cuenta ya con una de las esculturas "más emblemáticas" del artista y, cuando hayan finalizado las obras del nuevo aparcamiento y el salón de actos, acogerá una nueva obra suya. Se trata de un mural compuesto por piezas de cerámica que tiene una dimensiones de 29,5 por 13,5 metros, informaron fuentes hospitalaria en un comunicado.
Dicho mural, en el que el autor recoge temas alegóricos de la provincia de Castellón, será colocado sobre una estructura metálica del salón de actos, cuyo edificio servirá de soporte a la expresión del artista convirtiéndose en basamento de la propia obra.
Para Ripollés. "Este mural representa un canto a Castellón y su provincia, pues refleja tanto escenas del mar como de la tierra", señalaron.
Esta obra se sumará al conjunto escultórico creado por Ripollés para el Hospital Provincial, una representación compuesta por cinco figuras con las que el artista quiso reconocer la importancia de la Medicina.
De todo el conjunto, emerge en grandes dimensiones la figura del hechicero, al que Ripollés introdujo en la configuración escénica pensada para el Hospital Provincial porque, según explicó, en el origen del hombre, cuando la medicina todavía no era ciencia, "ya existía en las civilizaciones más remotas la preocupación por la salud, la inquietud por el bienestar".
"Una figura clave en aquellas comunidades antiguas era el hechicero o hechicera, depositario de embrujos, pócimas, conjuros y rituales a los que el colectivo atribuía propiedades terapéuticas", indicó el autor.
En este sentido, Ripollés consideró que desde entonces hasta ahora, la medicina ha evolucionado "como lo testifica el crecimiento del Hospital Provincial a través de sus siglos de historia", pero entre el médico actual, "formado a través de la ciencia, y el hechicero antiguo existe un denominador común, los dos se ocupan de neutralizar enfermedades aunque con una metodología distinta, una de origen clínico y otra de naturaleza mitológica".
En su escultura, el hechicero, elaborado en fibra de vidrio, "se encuentra con los brazos extendidos interpretando una danza. Está en pleno proceso de curación y, en ese estado de excitación, reproduce toda una amplia gama de colores".
A su alrededor corretean el niño y la niña, dos figuras que han recorrido diferentes puntos de Europa en exposiciones al aire libre realizadas por Ripollés y que en la actualidad se hallan expuestas en la ciudad italiana de Verona, explicaron.
Ambos, también de grandes dimensiones pero de bronce, espantan con su jovialidad la atmósfera de preocupación que rodea un centro hospitalario. Se enfrentan al dolor, al desasosiego, desde una actitud vitalista, "muy enraizada con la posición del propio Ripollés ante la vida".
Por otro lado, apuntó Ripollés que la única vez en su vida que ha precisado cuidados médicos fue cuando tenía unos diez años y que en aquella ocasión acudió al Hospital Provincial. De su estancia recuerda, con "especial cariño", los cuidados de Sor Margarita.
Desde aquella ocasión "jamás ha vuelto a caer enfermo", aseveraron. El secreto de su estado de salud a los 75 años es "trabajar mucho y comer poco, fundamentalmente verduras y frutas que él mismo cultiva en su huerto". Por ello, para él, este homenaje es "emocionante", pues vuelve a reencontrarse con "aquel hospital que un día le sanó".
