VALENCIA 10 May. (EUROPA PRESS) -
El Teatre El Musical (TEM) presentará este miércoles la comedia dramática 'El congelador', que se representará en la sala del Cabanyal-Canyamelar hasta el próximo domingo. La función está protagonizada por un carnicero y su empleado, encerrados en el congelador de una carnicería. El frío irá descongelando el pasado de los personajes en un espacio que se revela como "una antesala del purgatorio".
'El congelador', de la compañía Oscura Teatre y con la colaboración de Mutis pel Fòrum, es un montaje ideado por el joven actor y guionista Abel Zamora que cuenta con la dirección escénica del actor y director valenciano Sergio Caballero. Ambos artistas serán los encargados asimismo de protagonizar esta obra, que recibió el Premio del Público Escènia 2009, de Foios (Valencia).
Abel Zamora ha explicado a Europa Press que la idea de la obra se inspira en la noticia de un atraco a una carnicería, en el que los ladrones dejaron encerrado al propietario en el congelador. Este espacio le sirve al director para acercar a estos personajes ante "la inmminencia de la muerte", ha destacado.
Los protagonistas, con caracteres opuestos a la hora de enfrentarse a la vida --uno más amargado y oscuro, y otro más esperanzado y alegre--, sacaran de si todos los resortes necesarios para poder tirar hacia adelante unas horas más de su vida. Los sueños, las ilusiones, las esperanzas afloran entre risas y llantos, que le dan a la pieza un toque realista en una situación absurda.
Diálogos con humor e ironía salpicados de una cruda realidad. Hay momentos de ternura, de sinceridad, de magia, de musical que se reproducen en sueños casi inalcanzables, de una esperanza porque alguien les rescate.
ESPACIO LIMPIO DE ARTIFICIO
La puesta en escena intenta ser lo más diáfana posible para poder plasmar los sentimientos de los personajes con tan sólo un espacio limpio de artificio, donde sólo resaltan unas piezas de ternera como "metáfora de los propios personajes" que, ante la cercanía de la muerte, se revelan como carne, ha destacado Zamora.
Como si de una antesala al purgatorio se tratase, los personajes se debaten entre cuatro paredes blancas, casi transparentes, como sus emociones, que irán aflorando al transcurso del tiempo que les atrapa.
La iluminación gélida, cortante, que irá enfriando a los espectadores, será salpicada por momentos de más calidez para poder concentrar el pasado de los protagonistas. Los sueños se harán presentes entre los plásticos que separan las cajas de porexpan y el frío que intentarán deshacer entre risas y miradas.
El espacio sonoro tratado desde la realidad de los sonidos que están y los que queremos escuchar para evadirnos de los momentos dramáticos. Una comedia llena de ironía que respira ganas de continuar viviendo.