Un expolicía acepta 3 años de cárcel por vender droga e intentar robar en una vivienda de Valencia

El hombre ha reconocido los hechos y se le ha aplicado la atenuante analógica de drogadicción

Europa Press C. Valenciana
Actualizado: lunes, 4 abril 2011 16:43

VALENCIA, 4 Abr. (EUROPA PRESS) -

Un hombre, exagente de Policía Nacional, ha aceptado este lunes en la sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia cumplir una pena de tres años y un día de prisión por dedicarse a la venta de droga a particulares y por intentar robar en una vivienda de la ciudad. Al oponerse el propietario y lograr que se fuera de su casa tras agredirle, presentó una denuncia falsa en la Comisaría.

Inicialmente, el ministerio fiscal pedía para este hombre, de 29 años, una pena de 11 años de cárcel y 13 de inhabilitación especial para el empleo de agente por un delito de omisión del deber de perseguir delitos; otro contra la salud pública; uno intentado de robo con intimidación y uso de instrumento peligroso; otro delito de denuncia falsa; y un delito de detención ilegal.

No obstante, ha llegado a un acuerdo con la defensa por el que se le ha reducido la pena hasta los tres años y un día de cárcel, y a cuatro años y tres meses de inhabilitación. Esta rebaja se debe a que se ha apreciado la atenuante analógica de drogadicción a la hora de cometer estos delitos. Además, tendrá que pagar una indemnización de 14.000 euros a las víctimas del intento de atraco.

Asimismo, en esta causa estaba imputada la pareja sentimental del exagente de Policía por un delito intentado de simulación de delito, ya que también es autora de la denuncia falsa. Y aunque el fiscal le pedía que pagara una multa de 1.500 euros, al final tendrá que abonar 600.

El hombre, sin antecedentes penales, era en el momento de los hechos, en el año 2008, funcionario de la escala básica del Cuerpo Nacional de Policía, y prestaba sus servicios en la Unidad de Extranjería y Documentación de La Junquera (Gerona).

El procesado mantenía contactos con dos hermanos propietarios de un locutorio de Figueres, pese a que sabía que contra uno de ellos figuraba una orden de la Interpol de búsqueda y detención para su extradición internacional por falsedad de documentos.

A finales del mes de abril de 2008, con motivo de una baja laboral, se trasladó a Valencia, donde se dedicaba a la venta de sustancias estupefacientes a terceras personas. Así, en junio, en un pub de la ciudad, vendió a otro agente un gramo de cocaína a cambio de 30 euros.

En el mes de julio del mismo año, el procesado se dirigió junto a su pareja sentimental --también imputada-- a la zona de 'Las Casitas Rosas' de la ciudad, un conocido lugar de venta de droga. En concreto, acudieron a una vivienda para cometer un robo. La mujer se quedó bajo esperando.

El hombre portaba un revólver de fogueo con la misma apariencia que uno de fuego real, y con el propósito de apoderarse del dinero y de la droga que pudiera haber en el domicilio, tras abrirle la puerta, empujó a la propietaria, le mostró el arma y le dijo: 'lo quiero todo, dámelo todo, dámelo todo y rapidito'.

En ese momento, el dueño, al ver la escena, cogió una navaja y se enzarzó en una pelea con el exagente, en la que le provocó varias heridas incisas y punzantes en brazos y piernas. El procesado llegó a efectuar varios disparos con su arma.

DENUNCIA FALSA EN COMISARÍA

El exagente consiguió escapar de la vivienda y se fue al hospital Su pareja acudió a la Comisaría de Marítimo del Cuerpo Nacional de Policía y formuló una denuncia, en la que afirmó que ese mismo día, sobre las 7.30 horas, cuando circulaba con el procesado en un ciclomotor, fueron abordados por dos personas de etnia gitana que, como consecuencia de una discusión, agredieron a su pareja. Y lo mismo denunció horas después el exagente tras salir del centro sanitario.

Con la denuncia, se abrió un expediente, se le mostraron al procesado varias fotografías para que identificara a los autores de la agresión, y éste dijo reconocer a uno de ellos, a pesar de era mentira. Él era perfectamente consciente de que con su reconocimiento fotográfico, sus compañeros del Cuerpo de Policía le detendrían.

El detenido fue puesto en libertad tras la personación voluntaria del propietario de la vivienda, quien narró lo ocurrido. Después, los agentes detuvieron al hombre. En ese momento, y antes de que se aproximaran los agentes, tiró al suelo una tableta de hachís con un peso de 98 gramos. Posteriormente, en su domicilio hallaron una bolsita con 8,01 gramos de MDMA y más hachís.

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