VALENCIA 9 Jun. (EUROPA PRESS) -
Varios vecinos vieron un cartel en la puerta de la vivienda del hombre cuyo cadáver decapitado y sin manos fue hallado el pasado domingo en el Pantano del Regajo de Jérica (Castellón) en el que una de sus hijas, la compañera sentimental del hombre que ha confesado ser el autor del crimen, avisaba de que se lo había llevado porque estaba "mal de las piernas", y dejaba escrito su número de teléfono.
En concreto, en el cartel se podía leer "soy la hija de Ramón. Ramón no está en casa, me lo he llevado yo porque está mal de las piernas", según comentó una vecina del fallecido, en el municipio valenciano de Torrent. Además de ella, otro vecino aseguró haber visto este letrero, razón por la que, dijo, no le echaron en falta.
La Guardia Civil investiga el móvil del crimen de R.P.E. de 78 años, por el que se ha entregado su yerno, de 35 años y vecino de Albal, quien acudió ayer ante la Guardia Civil y confesó ser el autor de la muerte. Según informó hoy Canal 9, el detenido ha asegurado que mató al suegro para vengarse de los abusos que le causaba a su novia e hija de la víctima. Una de vecina explicó, en declaraciones a Europa Press, que el pasado viernes se encontró con la hija del fallecido, que pretendía entrar en el domicilio en una furgoneta junto a su marido, y que ésta le dijo que se había llevado a su padre a su casa porque se había dado un golpe en las piernas.
La mujer le dio esta explicación después de que la vecina le dijera que dos días antes había estado allí la Policía Local, y que había intentado entrar a la vivienda. Tras escucharla, le sugirió que llamara a los agentes y les contara que se había llevado a su padre.
La vecina, que afirmó que se había quedado "helada" al enterarse de la noticia, indicó que la víctima vivía sola todo el año y aseveró que era "muy solitario, muy correcto" y que "se movía mal por las piernas". Otra vecina coincidió en afirmar que el fallecido era "muy ermitaño".
En cuanto al día en que ocurrieron los hechos, un vecino afirmó que no vio ni escuchó nada raro, y que tan sólo vio un cartel en la puerta del domicilio de la hija, en el que dejaba su número de teléfono y decía que se había llevado a su padre. Al enterarse de la noticia, dijo sentirse "un poco apagado" y supuso que un hombre "no pudo hacerlo sólo".