MADRID, 20 Mar. (EUROPA PRESS) -
Juan José Millás publica una nueva novela, 'Una mujer loca' (Seix-Barral), un relato que describe como un "híbrido entre novela y reportaje" sobre la cual le cuesta construir un discurso, ya que, según admite, "es una novela personal" y "autobiográfica".
Este desdoblamiento le ha conducido en cierto modo al "psicoanálisis" y, a pesar de las múltiples preguntas que los periodistas le han hecho este jueves durante la presentación, él se resiste a hablar de ella "con claridad", ya que, según ha explicado, "está más expuesto personalmente".
Lo que sí se ha atrevido a confesar es que esta novela surgió en un momento en el que tuvo dudas acerca de su escritura, ya que se veía incapaz de escribir ficción. Quizás, esto se debe a que, según señala, "lo único que no se puede falsificar en la vida es una novela".
Precisamente, entre los diversos temas que aborda destaca una de las cuestiones que más han gravitado en su cabeza: lo original y la copia y la relación entre ambos conceptos. "Tengo la idea de que al escribir una novela verdadera se corren muchos riesgos pero al escribir una novela falsa ninguno", añade.
Esta obsesión le lleva a Millás a recordar varias experiencias personales en las que el autor finalmente saca una conclusión más o menos clara: "Vivimos en un mundo en el que cada día es más difícil ver la diferencia entre lo verdadero y lo falso, porque a veces lo que lo diferencia es la etiqueta".
LOCURA Y LUCIDEZ
Preguntado por la locura, que envuelve a uno de los personajes de esta novela, Millás señala que "los locos dicen cosas muy cuerdas con frecuencia". "Dicen cosas cuerdas que no queremos escuchar. Las colocamos en el lado de lo que no tiene sentido para no escucharlas", señala.
Preguntado por la eutanasia, el autor de 'La mujer loca' indica que los seres humanos han logrado "alargar la vida pero no en buenas condiciones", por lo que considera la eutanasia una "solución estupenda para determinadas situaciones en las que uno debería tener el derecho a decidir".
Además, piensa que en la sociedad actual las personas han separado la muerte de la vida, "la han quitado del paisaje". "Vivimos como si no fuésemos a morir. Antes había un culto a la muerte que ha desaparecido", lamenta.
