MADRID, 18 Oct. (EDIZIONES) -
Este viernes 18 de octubre está ya disponible 'Las palabras vividas', el disco colaborativo en el que Quique González pone la música y el poeta Luis García Montero se encarga de las letras.
Un trabajo delicado y emocionante, "de trago largo", como el propio Quique González ha explicado en entrevista con Europa Press, planteando además que "igual que hay música para bailar, tiene que haber para meterte en tus pensamientos, inquietudes, preocupaciones y vivencias".
"Hemos ejercido cada uno de sastre del otro. Luis ha confeccionado un traje literario para mí y yo he intentado confeccionar un traje que le sentara bien a él en lo musical", resume el músico madrileño, quien cree que cuando la gente le dice que al escucharlo suena a canciones suyas, para él significa que han hecho "un buen trabajo".
"A veces, cuando hay discos de poemas musicados suena un poco Frankenstein, como que cuesta colocar las dos cosas en su sitio. A mí me gustaría que sonara a canción", ha apostillado Quique González, para luego bromear: "Si fuera un atracador, me gustaría robarle todos los versos a Luis".
'Las palabras vividas' se aleja del rock norteamericano que impregna los últimos trabajos del músico, quien para esta ocasión "quería que el paisaje sonoro fuera más cercano". Por eso han utilizado instrumentos que casi tienen "más que ver con el Mediterráneo: Mandolinas italianas, zanfona o guitarra española".
Por eso, el tono general es acústico y 'de madera', con la guitarra española siendo protagonista por primera vez en la carrera del madrileño. "En todos mis discos, la guitarra española igual solo está en una canción", destaca, señalando acto seguido que otro objetivo era que la música "no distrajera mucho de lo que dice Luis, que hubiera mucho silencio y mucho espacio, que sonara crudo".
Una apuesta por una "naturalidad casi casual" en detrimento de la "pulcritud" que se busca "en los últimos tiempos en las grabaciones" en estudios que son casi "laboratorios". Para esta labor, ha contado en la producción con César Pop, Toni Brunet y Diego Galaz -"un absoluto genio que hace una labor de divulgación musical bestial fuera de las tendencias"- de Fetén Fetén.
"Los instrumentos que domina Diego nos iban a llevar a un lugar distinto de donde están mis últimos discos", remarca Quique, quien indica que la guitarra eléctrica tiene un "protagonismo menor, pero hay un poquito del gran Toni Brunet". "Un poco de guitarra eléctrica manda mucho en el global, pero él es capaz de que con tres detalles brille el instrumento sin llegar a condicionar el todo", subraya.
GIRA
La gira de presentación arranca el 7 de noviembre en el Teatro Salón Cervantes de Alcalá de Henares (Madrid) y tiene fechas hasta el 8 de febrero en el Auditorio Maestro Padilla de Almería. Entre medias, una quincena de fechas -todas están en www.quiquegonzalez.com- por teatros y auditorios, incluyendo el Palau de la Música de Barcelona, Teatro Arriaga de Bilbao, Baluarte en Pamplona, Circo Price en Madrid o Victoria Eugenia en San Sebastián.
"Los teatros son los sitios donde más agradecido es tocar, porque la música se convierte en lo más importante", asegura González, también habituado a salas de rock o a todo tipo de festivales. Con conocimiento de causa, por eso, afirma que "en los grandes festivales hay tantas distracciones que deja de ser una experiencia individual e íntima para ser algo más colectivo".
"Lo más importante para mí es seguir manteniendo ese diálogo, ser capaz de emocionar a la gente a través de tus canciones". Y para mantener ese diálogo, en esta ocasión deja "un poco de lado la electricidad" para presentar este nuevo disco junto a las otras canciones de su repertorio que "tienen más que ver con el folk y lo acústico, lo sentimental y lo poético". "Vamos a tratar de encontrar un sitio común que tenga sentido", remata.
