Si vas al campo con tu perro y ves esta planta, aléjate: puede acabar en el veterinario

MADRID 23 May. (EUROPA PRESS) -

Pasear por el campo con perros se convierte en una de las actividades favoritas de muchas familias, gracias, en parte, a la llegada del buen tiempo. Zonas abiertas, temperaturas agradables y naturaleza en estado puro son sus grandes alicientes. Sin embargo, esa naturaleza alberga algunas de las amenazas más peligrosas para la salud de los peludos.

Una de las más frecuentes, especialmente en primavera y verano, son las espigas. Estas pequeñas estructuras alargadas y secas, presentes en plantas como el trigo, la cebada o la avena, suelen pasar desapercibidas. ¿El problema? Su forma puntiaguda y su capacidad para clavarse en la piel o penetrar en cavidades como orejas, nariz o entre las almohadillas, son la causa habitual de infecciones, molestias e incluso intervenciones quirúrgicas.

¿CÓMO PUEDEN AFECTAR LAS ESPIGAS A LOS PELUDOS?

El impacto de las espigas en los perros no es algo anecdótico: cada primavera y verano, las clínicas veterinarias atienden numerosos casos relacionados con este problema. En TikTok, la usuaria Marta Yacobi (@martathedogmom), dueña de dos perros, ha compartido su experiencia personal para advertir a otros propietarios tras vivirlo en primera persona.

En su caso, su perro Blu necesitó una intervención quirúrgica por un granuloma causado por una espiga. "Esta tontería de planta que parece inofensiva no sabéis el daño que les puede llegar a hacer", comenta en su vídeo.

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El principal riesgo, explica Yacobi, reside en la forma afilada de la espiga, capaz de perforar la piel y avanzar por el interior del cuerpo del animal. En algunos casos, el organismo consigue expulsarla como cuerpo extraño, pero si no lo logra, se requiere cirugía para extraerla.

Además, los síntomas no siempre se detectan de inmediato, pero hay señales a las que conviene estar atento tras un paseo por zonas con vegetación: rascado insistente, cojeras repentinas o sacudidas constantes de cabeza pueden indicar que una espiga se ha clavado o alojado en alguna parte del cuerpo.

¿DÓNDE SE ESCONDEN LAS ESPIGAS?

Las orejas, las patas, especialmente entre los dedos y las almohadillas; y el pelaje largo son los lugares más vulnerables. Yacobi recomienda revisar a fondo tras cada salida, sobre todo si se ha caminado por áreas con vegetación alta o seca. "Después de cada paseo, les saco a cada uno por lo menos dos o tres", comenta. También insiste en prestar atención a los pliegues del cuerpo, donde pueden quedar atrapados sin que el perro lo note de inmediato.

En razas de pelo largo, el riesgo aumenta. El pelaje hace que se enreden y acaben clavándose en él si no se detectan a tiempo. Por eso, es importante revisar con calma y pasar los dedos por el cuerpo del perro tras cada paseo.

¿CÓMO PREVENIR Y CUÁNDO ACTUAR?

Las recomendaciones son claras: evitar zonas con gramíneas secas, revisar con frecuencia y, si se detecta una espiga clavada superficialmente, retirarla con cuidado. En caso de duda o si ya ha penetrado la piel, acuda al veterinario de inmediato.

Durante los meses cálidos, es recomendable recortar el pelo entre los dedos y alrededor de las orejas para evitar que las espigas se enganchen con facilidad. Tras cada paseo, conviene revisar bien el cuerpo del animal y pasar un peine de púas finas para detectar posibles restos.

Además, es importante observar si hay cambios de comportamiento: señales como rascado insistente, sacudidas de cabeza o cojeras pueden indicar que una espiga se ha clavado. Detectarlo a tiempo puede evitar complicaciones mayores.