EDIZIONES, 14 Mar.
Jaylen Levy es un niño de tres años de edad que fue con su padres a ver el partido de la final del campeonato estatal de baloncesto femenino en el que su hermana mayor, Sydney, era protagonista. El equipo de Sydney se impuso, ganando así el torneo. La familia estaba enormemente contenta, y el que más, el pequeño Jaylen, que no dudó en salir a la pista a abrazar a su hermana mayor.
Su padre, Nic Levy, sacó el móvil para inmortalizar el momento del abrazo: Jaylen esperaba a que su hermana bajara del podio dando saltos de alegría. Justo en el momento en el que Sydney ve a su hermanito y se dispone a abrazarlo, la directora del campeonato se entromete, separa a ambos, y niega el abrazo del pobre niño a su hermana, estropeando el momento y haciendo llorar al pequeño.
La cara de decepción del chico es total. En todos los partidos anteriores el pobre Jaylen pudo salir a abrazar a su hermana, pero en el más importante se lo negaron. No dejaba de llorar. Nic publicó el vídeo en Twitter, convirtiéndose en un fenómeno viral, con cientos de respuestas criticando la insensibilidad de la directora del campeonato.
La organización, al darse cuenta del revuelo, lanzó un comunicado en defensa de la directora del evento por el gesto: solo cumplía con la norma de que los familiares y espectadores no invadieran el campo al finalizar el encuentro por seguridad para todos, tanto para jugadoras como para espectadores.
Es cierto que las normas están para cumplirlas, pero ¿no debería haber dejado al niño abrazar a su hermana y luego decirle que abandonara el campo? ¿Supone un peligro que un niño de tres años 'invada' la cancha? ¿Fue insensible al negarle el abrazo o hizo bien cumpliendo las normas?
