Las consecuencias de cierto tipo de apuestas pueden ser sumamente divertidas. Dos hermanos apostaron a que el perdedor de un uno contra uno en baloncesto debía bailar en público.
Con más detalle, la apuesta incluía que el perdedor bailaría cualquier tipo de música que el hermano ganador pusiera y que debería hacerlo en el cruce de dos calles transitadas por coches. El cruce elegido finalmente fue entre las calles Bulldog y la calle Strate en Provo.
Aunque la apuesta en sí ya es divertida, lo más alucinante del video sucederá a continuación y es que, a veces, la realidad supera la ficción. Y es que el ritmo y la música son contagiosos y la gente muy divertida.
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