PARÍS, 18 Sep. (OTR/PRESS) -
Prometió sacar a Francia de la crisis existencial en la que navega a la deriva desde hace años y devolverle la 'grandeur', y, con esta meta, el presidente galo, Nicolas Sarkozy, ofreció hoy "un nuevo contrato social" a la sociedad francesa. El presidente de la República definió el sistema de cobertura social y laboral actual como "insostenible financieramente", por lo que propuso una reforma en profundidad basada en cuatro puntos, entre ellos, acabar con los privilegios de los funcionarios en relación a las pensiones o a la edad de jubilación, unos beneficios que datan de antes de la II Guerra Mundial.
Durante un discurso ante la Asociación de Periodistas de la Información Social (AJIS) en el Senado, Sarkozy aseguró que "existen tres certezas" en torno al Estado del Bienestar. Primero, que el sistema "no es sostenible financieramente" y "desmotiva al trabajador", y, segundo, que no garantiza "la igualdad de oportunidades". Frente a ello, el "nuevo contrato social" del presidente francés, que reformará un sistema que produce "más injusticia que justicia": "el trabajo, el mérito y la igualdad de oportunidades".
En esta línea, Sarkozy reclamó al Gobierno una reforma "sin demora" del régimen especial de jubilación de los funcionarios, con el objetivo de "armonizarlos" con los sistemas de jubilación de los empleados de empresas privadas. "Es una cuestión de equidad", es "ineluctable", defendió el presidente de la República, que adelantó que se suprimirá la edad de jubilación obligatoria -los 65 años- y se gravará con impuestos la prejubilación. Con este fin, según informaciones del diario galo 'Le Monde' recogidas por OTR/Press, el ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, propondrá, a partir del miércoles, una serie de principios de harmonización a los agentes sociales.
Sin embargo, el punto más espinoso de la reforma son las pensiones de los funcionarios públicos, que cuentan con unos privilegios que datan de antes de la II Guerra Mundial, cuando algunos secores eran considerados vitales para los intereses de Francia. Así, los empleados del Estado, como los trabajadores de las empresas del transporte público o de las compañías eléctricas y gasísticas -más de un millón de trabajadores y otro 1,1 millones de retirados- se benefician de un regimen especial que les permite jubilarse a la edad de 50 años, igual que pueden hacerlo los parlamentarios, empleados del Banco de Francia y de la Comedie Française, el Teatro Nacional, con una remuneración económica superior a la normal.
LA JORNADA DE 35 HORAS
Aunque sin fecha determinada, pues esta reforma "llevará un poco de tiempo", Sarkozy anunció su intención de concluir la modificación del sistema de pensiones "en el primer semestre de 2008", a fin de que las pensiones más bajas se revaloricen "a finales" de ese mismo año. A esto se une la supresión de la edad obligatoria de jubilación, para lo que se dirigió al Gobierno reclamando "la supresión de las cargas fiscales, sociales y legales que penalizan a aquellos que quieren continuar trabajando", al tiempo que aseguró que los impedimentos para la búsqueda de empleo a partir de los 57 años "serán progresivamente suprimidas".
Además, Sarkozy anunció la flexibilización "ineludible" de la jornada de 35 horas laborales por semana, que se unirá a la ley, aprobada este mismo verano, que exime de impuestos las horas extras. A juicio del presidente francés, esta medida "dará mayor importancia a la negociación empresarial y sindical en la determinación de la duración de la jornada de trabajo". En cuanto al contrato de trabajo, Sarkozy criticó la "línea Maginot" que supone la ley a la hora de romper un contrato, a lo que atribuyó problemas como la deslocalización y la falta de creación de empleo, por lo que propuso que, a partir de ahora, prime la ruptura negociada.
Por último, en cuanto al sistema de salud, Sarkozy anunció que abrirá "un gran debate" en torno a la financiación del sistema sanitario, para exponer las conclusiones "a principio del año que viene". En la misma línea, aseguró que los hospitales públicos serán financiados "íntegramente" en 2008, frente a la financiación del 50% que existe actualmente. Una reforma estructural de calado que irá acompañada, afirmó, "de otras medidas fuertes y estructurales".
