NAIROBI 27 Ago. (Reuters/EP) -
El aumento de la inseguridad en Somalia obligó a la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) a cerrar en la capital del país, Mogasdicio, una clínica que se encargaba de proveer asistencia médica a cientos de niños y de mujeres embarazadas de forma diaria, según afirmó hoy la organización en un comunicado.
La capital de Somalia es uno de los lugares más peligrosos del mundo para los trabajadores humanitarios. Más de 8.000 civiles han perdido la vida en este país del Cuerno de África desde que comenzaran los enfrentamientos a finales del año pasado.
"El cierre llega después de un gran deterioro de la situación en la zona, donde está situada la clínica", declara MSF en un comunicado publicado desde la vecina Kenia. Añade que los riesgos para la seguridad de sus pacientes y de su personal han alcanzado unos niveles inaceptables. "Se ha producido un notable incremento de la violencia, incluyendo el lanzamiento de morteros cerca de la clínica", asegura el comunicado de MSF.
En los pasados meses de mayo y junio el centro trató a una media de 300 pacientes externos y otros 35 internos cada día. MSF continúa asistiendo a la población somalí en otras dos clínicas en Mogadiscio, así como en varios proyectos más en el centro y en el sur de Somalia, añadió la organización.
La violencia que enfrenta al Gobierno interino del país y a sus aliados etíopes contra los rebeldes islamistas también ha provocado que cerca de un millón de personas se hayan visto obligadas a abandonar sus hogares, aumentando así la crisis humanitaria que, según los trabajadores humanitarios, es la peor de África.
Un nuevo informe publicado esta semana afirmaba que el número de somalíes en necesidad ha aumentado un 77 por ciento desde el pasado mes de enero hasta alcanzar los 3,2 millones de personas, lo que significa más de un tercio de la población.
El estudio, realizado por la Unidad para el Análisis de la Seguridad Alimentaria de Somalia (FSAUS), organismo de la ONU, afirmó que la situación se había empeorado por la falta de lluvias, el aumento de los precios de los alimentos, la inflación y el aumento de la inseguridad en el país desde principios de 1990.
Las organizaciones humanitarias que trabajan en el país declaran que la violencia, incluidos los secuestros y los ataques a su personal han dificultado los esfuerzos para alcanzar al creciente número de personas en necesidad.
"Hasta ahora, la respuesta del mundo hacia la catástrofe ha sido muy inadecuada", manifestó el consejero político de Oxfam Internacional, Robert Maletta, en un comunicado publicado hoy. "Todas las partes implicadas en el conflicto tienen la responsabilidad de asegurar que los millones de somalíes que se encuentran en necesidad de ayuda de emergencia tienen acceso a ésta", añadió. "Debe imputarse a todos aquellos que bloquean el acceso y la entrega de la ayuda", declaró Maletta.