MADRID 3 Nov. (EUROPA PRESS) -
La tasa elevada de mortalidad maternal e infantil en Afganistán pueden incrementarse, y las enfermedades como la malaria podrían reaparecer, si los insurgentes continúan atacando a los trabajadores sanitarios e impiden el acceso a las comunidades más vulnerables, según alerta el Ministerio de Sanidad Pública afgano.
El ministro de Sanidad, Mohamad Amin Fatemi, declaró el pasado sábado una "posible reaparición de enfermedades mortales" y alertó del impacto adverso sobre la inseguridad que sufre el sector sanitario, informa la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN.
Los responsables sanitarios están especialmente preocupados por la difusión de la neumonía y otras enfermedades respiratorias durante los meses de invierno si la gente no tiene acceso al cuidado médico. Las enfermedades relacionadas con el frío mataron a cientos de personas, la mayoría niños y ancianos, en todo el país durante el invierno pasado, de acuerdo con el Gobierno afgano.
El Ministerio de Sanidad de este país y las agencias de ayuda humanitaria han pedido repetidamente a los insurgentes talibán que aseguren el acceso a las zonas que están bajo su influencia para los servicios humanitarios y sanitarios, aunque los talibán han hecho caso omiso a estas peticiones, según las agencias humanitarias.
Millones de afganos se han visto afectados por el alto precio de los alimentos, la sequía, el conflicto armado y otros desastres, añaden los trabajadores humanitarios. La falta de alimentos y la pobre nutrición han provocado que los niños y las mujeres tengan una salud deteriorada, lo que hace que el acceso al cuidado sanitario sea más importante, asegura el portavoz del Ministerio de Sanidad afgano, Abdulá Fahim.
"La inseguridad alimentaria ha hecho más vulnerable aún a la gente que ya era vulnerable", añadió Fahim a IRIN, y señaló que ya se han repartido suministros de medicinas a las instalaciones sanitarias que hay en el país para los próximos seis meses. Pero sin seguridad, los pacientes no podrán beneficiarse de estas medicinas. "Necesitamos un ambiente seguro para diagnosticar a los pacientes y tratarlos", insistió Fahim.
Durante los años pasados, este Ministerio afgano, respaldado por los donantes y las ONG, ha dirigido la expansión de los servicios sanitarios públicos hasta alcanzar un 80 por ciento en todo el país, después de lo cual se redujo el ratio de mortalidad de los menores de cinco años desde las 165 muertes por cada 1.000 nacimientos en 2002 hasta las 125 en 2008. El Ministerio también ha reducido los casos de malaria hasta el 50 por ciento.
Sin embargo, los ataques armados contra los trabajadores e instalaciones sanitarias han obligado a cerrar decenas de centros sanitarios en el sur y en el sureste del país. Al menos 51 instalaciones de salud fueron incendiadas y dañadas en ataques armados desde enero de 2007 hasta junio de 2008, según informó el Ministerio.