PEKÍN, 10 Nov. (EUROPA PRESS) -
Expertos chinos han alertado de que un mayor número de osos panda salvajes podrán enfermar este invierno en comparación a otros años después del terremoto que afectó a la provincia china suroccidental de Yunnan el pasado mayo y que provocó daños en su hábitat natural y la plantas de bambú en la zona, que constituyen su principal alimento.
"Será un gran desafío para los centros de investigación o crianza recibir más pandas salvajes", declaró Zhang Guiquan, subdirector de la administración de la Reserva Natural de Wolong, ubicada en Sichuán, citado por la agencia oficial Xinhua.
Los pandas gigantes salvajes, que generalmente viven a una altitud de entre 2.500 y 3.200 metros, suelen trasladarse a zonas más bajas en busca de alimentos durante el invierno, ya que el bambú está cubierto por la nieve en esa época del año. Algunos incluso "piden ayuda a los residentes locales" si están muy hambrientos o enfermos, explicó Zhang.
El responsable de la reserva señaló que cada invierno, entre diciembre y marzo, se suelen encontrar entre cuatro y cinco pandas salvajes en Sichuán. "Este año los animales bajaron de las montañas tan pronto que esto nos hace pensar que sufrirán una situación peor a la de otros inviernos", dijo Zhang, quien añadió que el principal motivo para que hayan bajado en una fecha tan temprana puede ser la insuficiencia de alimentos.
MALNUTRICIÓN, ANEMIA, Y OTRAS ENFERMEDADES
A finales de octubre, campesinos locales encontraron dos pandas salvajes, uno en Wolong y el otro en el distrito de Qingchuán, dos de las zonas más afectadas por el terremoto de 8 grados en la escala de Richter que azotó la provincia suroccidental de Sichuán el pasado 12 de mayo.
Uno de los pandas ha sido trasladado al Centro de Conservación e Investigación de Pandas Gigantes de China, en la ciudad de Yaan, también en Sichuán y que no sufrió daños graves en el seísmo, para recibir tratamiento médico.
La mayoría de los pandas gigantes sufrían malnutrición, anemia, y otras enfermedades cuando fueron descubiertos por los residentes locales, señaló Tang Chunxiang, veterinario jefe del citado centro, que también recibió tras el seísmo 53 pandas que vivían en cautividad en la reserva natural de Wolong.
"Algunos de ellos pueden llevar bacterias desconocidas e incluso enfermedades infecciosas, que pueden llegar a poner en peligro a los que viven en cautividad", destacó Tang. "Por ello, tenemos que ofrecerles habitáculos individuales para separarles del resto", apuntó.
A pesar de que se han transferido 26 pandas del centro a otras provincias, incluyendo las de Pekín, Fujian y Yunnan, todavía viven en él un total de 62. "Los alimentos son suficientes, pero necesitamos más espacio destinado a su alojamiento, ya que los pandas adultos prefieren vivir solos", explicó.
El centro tenía originalmente 18 recintos cerrados para los animales. Después del terremoto se construyeron un total de 18 habitáculos temporales y otros 20 permanentes están en construcción, y se espera que estén completados para finales de año.
En el seísmo murió un panda del centro de Wolong, la mayor reserva natural para este animal en China, y otro desapareció. Actualmente todavía hay siete pandas en la reserva con edades comprendidas entre uno y dos años. Todos han sido trasladados a un lugar seguro tras el temblor.