MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) lanzó este viernes un llamamiento preliminar de nueve millones de francos suizos (seis millones de euros) para ayudar a las víctimas del terremoto que asoló el pasado 29 de octubre la provincia de Baluchistán, en el noroeste del país, fondos que capacitarán al CICR y la Sociedad de la Media Luna Roja para atender sus operaciones de ayuda de emergencia.
La cifra de muertos en Baluchistán supera los 300, mientras que aún se desconoce el número de heridos, aunque el CICR estima que la cifra está entre 20.000 y 30.000 personas. El distrito más afectado es el de Ziarat, según la organización. "Más de 4.000 casas, de adobe y madera, han sido destruidas, y miles de personas se han quedado sin hogar", señaló el director de la delegación del CICR en Islamabad, Pascal Cuttat.
"Nuestra prioridad será dar refugio, ya que estamos en pleno invierno. Debido a las continuas réplicas, mucha gente ha decidido dormir fuera de sus hogares, en una altitud que oscila entre los 2.000 y 2.500 metros", añadió.
Inmediatamente después del terremoto, el CICR y la Media Luna paquistaní distribuyeron suministros médicos a las instalaciones sanitarias locales para que pudieran tratar a los heridos. Las dos organizaciones también evaluaron las capacidades de los hospitales de la capital de Baluchistán, Quetta, y comenzó a entregar la ayuda de emergencia a los afectados por el desastre.
El CICR está apoyado par la Sociedad de la Cruz Roja Palestina (PRCS) y está coordinando su respuesta con la Federación Internacional de la Cruz Roja y de las Sociedades de la Media Luna Roja, así como con las autoridades paquistaníes y otras organizaciones humanitarias para asegurar una respuesta coordinada y efectiva.
MÁS DE 30.000 NIÑOS SIN HOGAR
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) también manifestó hoy que está proporcionando ayuda de emergencia para niños y mujeres afectados ya que, resalta UNICEF, hay más de 30.000 niños sin hogar.
Ayer UNICEF realizó una evaluación conjunta con las autoridades del país y con representantes de la ONU sobre el estado de las áreas más afectadas en el distrito de Pishin, donde más de 38.000 personas han resultado afectadas, incluidos más 7.000 niños menores de cinco años.
Es una prioridad de UNICEF garantizar el suministro de agua potable, añade la agencia, ya que los niños son especialmente vulnerables ante las enfermedades como la diarrea y el cólera. La mayoría de los suministros habituales de agua potable han sufrido daños por el terremoto, y al menos 12.000 personas en Ziarat no tienen acceso a agua potable y dependen del suministro por camiones cisterna.
UNICEF, a través de su representante en Quetta y en colaboración con el Gobierno de Pakistán, ha empezado a disponer servicios de agua potable y saneamiento en Ziarat, incluyendo fuentes para distribución de 40.000 litros de agua y el despliegue de cuatro cisternas, e iniciando el restablecimiento de una estrategia para proveer de agua potable a 8.400 personas, incluyendo a más de 3.800 niños.
La agencia de la ONU también ha proporcionado 50 toneladas de Unimix (alimento a base de harina, de alto contenido proteico y enriquecido con vitaminas y minerales) a la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (PDMA), como complemento alimenticio para niños pequeños, mujeres embarazadas o lactantes. Además, hoy mismo se distribuirá ropa de abrigo para un grupo inicial de 100 niños en refugios de Ziarat, añade UNICEF.
La agencia también está movilizando suministros adicionales de emergencia --como refugio, tanques de agua y tabletas de purificación del agua--, que estaban listos para suministro en sus almacenes en Karachi y Peshawar, y amañana será distribuido un número mayor de suministros a Quetta.
Baluchistán, cerca de la frontera afgana, es la provincia más grande de Pakistán pero una de las menos pobladas, aunque en mayor riesgo ante los desastres naturales. No es la primera vez que un terremoto sacude con fuerza Pakistán. En octubre de 2005, un terremoto que asoló el noroeste del país dejó 70.000 víctimas mortales y más de tres millones de personas sin hogar
