Actualizado 03/06/2008 14:16

Diouf advierte de que no se reducirá a la mitad el hambre hasta 2150 si no se destinan 30.000 millones al año

Felicita a los países que, como España, respondieron a la llamada que pedía 1.700 millones no reembolsables para ayudar a paliar la crisis


ROMA, 3 Jun. (EUROPA PRESS) -

El director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, advirtió hoy de que el hambre en el mundo no se reducirá a la mitad hasta 2150 si no se destinan 30.000 millones de dólares al año para relanzar la agricultura y evitar amenazas futuras de conflictos generados por la carestía de alimentos.

En su discurso durante la inauguración de la Conferencia de Alto Nivel sobre la Crisis Alimentaria Mundial, que se celebra en Roma esta semana, Diouf subrayó que en 2006 el mundo gastó 1,2 billones de dólares en armamento, mientras que se desperdició comida por valor de 100.000 millones de dólares y el exceso de consumo por parte de las personas obesas ascendió a otros 20.000 millones en todo el mundo.

"Frente a este telón de fondo, ¿como explicamos a personas con sentido común y buena fe que no es posible encontrar 30.000 millones de dólares al año que permitan a 862 millones de personas hambrientas disfrutar del más elemental de los Derechos Humanos: el derecho a la alimentación, y por tanto el derecho a la vida?", se preguntó Diouf.

Para el director general de la FAO, la "solución estructural al problema de la seguridad alimentaria en el mundo estriba en incrementar la producción y la productividad en los países de bajos ingresos y déficit alimentario".

Ello requiere "soluciones innovadoras e imaginativas" que incluyen --señaló-- "acuerdos de asociación entre países que tienen recursos financieros, capacidad de gestión y tecnología, y países que tienen tierra, agua y recursos humanos".

CONSECUENCIAS SOCIALES Y POLÍTICAS

La presente crisis alimentaria mundial ya ha tenido, según Diouf "trágicas consecuencias sociales y políticas en diferentes países", y podría poner en peligro aún más "la paz y la seguridad mundiales". En su opinión, la crisis es "la crónica de un desastre anunciado".

A pesar de la promesa solemne realizada durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996 de reducir a la mitad el número de hambrientos en el mundo para el año 2015, los recursos para financiar programas agrícolas en países en desarrollo no sólo no han aumentado, sino que han disminuido de forma significativa en estos años.

Pero, continuó Diouf, "hoy los hechos hablan por sí solos: entre 1980 y 2005, la ayuda a la agricultura cayó de 8.000 millones de dólares en 1984 a 3.400 millones en 2004, con una disminución en términos reales del 58 por ciento". El porcentaje dedicado a la agricultura dentro de la Ayuda Oficial al Desarrollo descendió de un 17 por ciento en 1980 al 3 por ciento en 2006, añadió.

En este sentido, afirmó que los países en desarrollo, junto a la FAO, elaboraron políticas, estrategias y programas que habrían garantizado la seguridad alimentaria mundial de haber recibido los fondos apropiados. "Lamentablemente --explicó--, la comunidad internacional reacciona tan sólo cuando los medios de comunicación llevan a las hogares de los países ricos el espectáculo estremecedor del sufrimiento en el mundo".

No obstante, Diouf felicitó en su intervención a los países que, como España, respondieron al llamamiento que hizo el pasado mes de diciembre solicitando 1.700 millones de dólares no reembolsables para ayudar a paliar la crisis.

"Nada de esto tuvo efecto, a pesar de la gran difusión en la prensa y de las cartas enviadas tanto a los estados miembros como a las instituciones financieras", lamentó. "Unos pocos países dieron su apoyo inmediato a la producción agrícola; a estos deseo expresar hoy mi reconocimiento", añadió.

"LA HORA DE PASAR A LA ACCIÓN"

Finalmente, Diouf alertó de que "hoy es importante darse cuenta que hace tiempo que se acabó el tiempo para discutir" y que "ha llegado la hora de pasar a la acción" porque en la actualidad hay 862 millones de personas en el mundo sin acceso adecuado a los alimentos.

Pero el secretario general de la FAO recordó además que la presente crisis alimentaria ha ido más allá de su dimensión humanitaria tradicional porque también ha afectado a los países desarrollados, donde se ha disparado la inflación.

A su juicio, se necesitan soluciones sostenibles y viables para reducir la diferencia entre la oferta y la demanda. En caso contrario, "cualesquiera que sean sus recursos financieros, algunos países no encontrarán alimentos para comprar", indicó.

"El problema de la inseguridad alimentaria es político --concluyó Diouf--. Es una cuestión de prioridades de cara a una de las más fundamentales necesidades humanas. Y son los Gobiernos con sus decisiones los que determinan el reparto de los recursos".