Actualizado 01/12/2008 20:18

El hombre herido por el preso que mató a su novia en Pontevedra sigue grave y su esposa y el policía evolucionan bien

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 1 Dic. (EUROPA PRESS) -

El hombre herido el sábado pasado por un recluso de permiso que previamente mató a su novia continúa ingresado en la Unidad de Reanimación del Hospital Montecelo con respiración asistida y su pronóstico es grave, mientras que su esposa y el policía nacional que intervino en el caso evolucionan favorablemente.

Según informaron a Europa Press fuentes del Hospital Montecelo, el hombre, que ingresó con heridas de arma blanca, fue operado de urgencia el pasado sábado y permanece desde entonces en la Unidad de Reanimación del centro.

Por su parte, su esposa, que había testificado en un juicio contra el agresor por malos tratos a su ex mujer, evoluciona favorablemente y está ingresada en planta desde ayer.

Una evolución positiva también presenta el miembro del Cuerpo Nacional de Policía, P.B.G., de 33 años, que permanece ingresado en planta del Hopital Domínguez de Pontevedra por la herida recibida en su brazo izquierdo cuando procedía a detener al homicida. Su pronóstico es menos grave.

El equipo médico tiene previsto que el agente pase por quirófano mañana para comprobar el estado y la evolución de la herida, proceder a su limpieza y realizar la correspondiente cura.

HECHOS

Tanto el matrimonio como el agente fueron agredidos en la localidad pontevedresa de Mourente por Maximino C.D., quien durante un permiso penitenciario se dirigió a casa de su ex mujer pese a que sobre él pesaba una orden de alejamiento. Supuestamente, el acusado había asesinado antes a su actual pareja en el vecino municipio de Ponte Caldelas.

Maximino C.D., de 60 años de edad, ha ingresado nuevamente en la prisión de A Lama, de donde había salido con un permiso penitenciario, tras prestar declaración ante la jueza, que le imputa un delito de homicidio consumado, dos de tentativa de homicidio, y al menos dos de lesiones.

En su testimonio ante la jueza, el agresor confesó que pretendía asesinar a su ex mujer y a la vecina que hirió y que había declarado contra él en un juicio por malos tratos. No obstante, aseguró que no pretendía matar ni al marido de ésta, que también resultó herido, ni a la que era su novia, Rosario P. A., de 57 años de edad, sino que su muerte se produjo durante un forcejeo.