Se lleva a cabo sin incidentes el penúltimo desalojo de las familias gitanas del Asilo de Torrelavega (Cantabria)

TORRELAVEGA, 28 Nov. (EUROPA PRESS) -

Esta mañana se ha hecho efectivo el penúltimo desalojo de las familias gitanas residentes en la finca del Asilo. El desahucio se realizó bajo un amplio operativo de Policía Nacional y Local pero sin incidentes y con total tranquilidad, al haber abandonado la familia sobre la que pesaba la orden de desalojo el módulo que ocupaban hace ya varios días.

No estuvo presente, como habían anunciado, ningún miembro de la plataforma de asociaciones gitanas de Cantabria Romanés. Dicho módulo quedó, pocas horas después, demolido.

Los trabajos fueron supervisados, nuevamente, por los concejales socialistas Aurelio Ruiz Toca y Pedro Aguirre, estando también presentes los representantes judiciales encargados de notificar los desalojos. Así, en la finca tan sólo residen en este momento los cinco miembros de la última familia, dedicada a la recogida y venta de chatarra, que tienen orden de abandonar el lugar el próximo día 5 de diciembre.

En este caso, la indemnización que se les ha ofrecido es de 29.000 euros; sin embargo, y tal y como explicó el portavoz de esta familia, Justo Hernández, su intención es no abandonar la finca, donde llevan 23 años viviendo, "hasta que la alcaldesa nos facilite una vivienda", dijeron.

Justo Hernández explicó que su familia lleva dos décadas pagando los recibos del agua, la luz y la basura, y que la indemnización que se les ha ofrecido no les permite acceder a una hipoteca para adquirir una casa.

"A algunos se les ha dado una vivienda, y a otros dinero, y nosotros no desalojaremos hasta que nos den una vivienda", insistió, advirtiendo de la intención de su familia de encerrarse el próximo día 5 de diciembre en el módulo que ocupan para evitar el desalojo.

Respecto a la familia que debía abandonar hoy la finca municipal, un viudo (Jaime Hernández Hernández, hermano del anterior), con tres hijos, ha recibido más de 18.000 euros de indemnización "y están viviendo en una caravana", denunció su hermano Justo Hernández.