Actualizado 02/03/2008 18:46

La mitad de la población infantil de Darfur no tiene acceso a programas de escolarización


MADRID, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -

La mitad de los niños de la región sudanesa de Darfur permanecen sin escolarizar a pesar de los esfuerzos realizados por varias ONG para llevar la educación a los campos de refugiados y a las ciudades que aún permanecen en pie en la zona; una cifra que supone un total de 650.000 menores en edad escolar que se encuentran desocupados por falta de material y fondos, según el grupo Save the Children, que ha solicitado ayuda inmediata sin esperar al fin del conflicto entre Gobierno y rebeldes.

"La educación es el pilar fundamental para establecer una sociedad pacífica y económicamente viable, pero la comunidad internacional siempre se ha mostrado asqueada a la hora de financiar escuelas y proyectos de escolarización en tiempos de conflicto", declaró el presidente de la organización, Charles MacCormack.

Sólo en Darfur Occidental, 200.000 niños llegan anualmente a la edad escolar, de los cuales 22.440 son atendidos por Save the Children, que les proporciona alojamiento y estudios en 42 escuelas repartidas en campos de refugiados y ciudades por toda la región.

"No nos podemos permitir esperar a que cese la violencia para poner en marcha los programas educativos", declaró MacCormack. "¿Qué sucederá con los niños a los que les ha llegado el momento de ir a la escuela? ¿Se les va a dejar que se hundan en el camino de la historia?", lamentó, en declaraciones recogidas por la agencia de información de Naciones Unidas, IRIN.

Así, Save the Children ha instado a los países donantes a invertir más fondos en la cuestión educativa dentro de las zonas de conflicto en Darfur, donde los actuales niveles de asistencia, según la ONG, han fracasado a la hora de responder "a todas las necesidades".

El conflicto, que comenzó en 2003 cuando las milicias de la región se alzaron en armas contra lo que consideraron una marginalización por parte del Gobierno sudanés, ha causado que más de un millón de niños tengan que abandonar sus hogares, y ser en muchos casos víctimas de la persecución de las milicias Janjaweed que colaboran con las tropas sudanesas, a las que se ha acusado en repetidas ocasiones de perpetrar actos de violencia contra la población civil.

En las últimas semanas, los ataques del Gobierno sobre varias aldeas de la región han causado un incremento en la cantidad de refugiados, y han provocado la ruptura de los canales de ayuda humanitaria, justo en un momento en el que varios grupos de civiles comienzan a abandonar los campos de refugiados etíopes para regresar a sus hogares.

Según el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, miles de civiles permanecen atrapados en la localidad de Jebel Moun, donde todavía persisten los enfrentamientos, y subsisten sin protección cobijo, comida o pertenencias. Sin embargo, cerca de 24.000 personas han comenzado a regresar a sus domicilios en Sirba o Abu Saroug.

El portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), William Spindler, denunció que muchos de los refugiados han elegido desplazarse a otras zonas, o bien intentaban viajar hacia Chad a través de una ruta peligrosísima. "Según nuestro equipo, cada vez más gente llega a Chad para escapar de los ataques en Jebel Moun, y se trata principalmente de mujeres, niños y ancianos, todos ellos extremadamente traumatizados", según comentó Spindler en rueda de prensa convocada el pasado 26 de febrero en Ginebra.

En Chad se encuentran ahora más de 250.000 refugiados sudaneses, que se suman a los 180.000 desplazados internos en el este del país, según los datos recogidos por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanos.

En respuesta, el Gobierno sudanés ha negado tajantemente que sus ataques hayan estado dirigidos contra los civiles, y ha acusado a los rebeldes del Movimiento de Justicia e Igualdad --la principal facción miliciana de la región-- de emplear a la población residente como escudos humanos.

No obstante, el recrudecimiento de los ataques en la zona ha causado una situación cada vez más inquietante en Darfur occidental, según informó Human Rights Watch (HRW). En una carta remitida el pasado jueves al Consejo de Seguridad, la ONG instaba a la redacción de una resolución de condena contra los "horrendos" ataques de los últimos meses, en los que la población civil es la principal afectada y que "recuerdan a los peores momentos del conflicto en 2004".

Los ataques, según la directora de HRW para África, Georgette Gagnon, han impedido que 20.000 civiles recibieran la ayuda humanitaria necesaria, y suponen una violación flagrante de los vuelos militares prohibidos por el Consejo de Seguridad. Del mismo modo, HRW criticó la pasividad del Gobierno a la hora de desarmar a las milicias Janjaweed.

"Estos ataques suponen el principio de una campaña de ataques aéreos que todavía siguen a día de hoy, y entre los que se incluye el bombardeo del desocupado campo de refugiados de Aro Sharrow.

PROSIGUE LA REPATRIACIÓN

Y mientras, ACNUR ha anunciado el cierre inminente de dos campos de refugiados antes del fin de mayo de 2008, mientras continúa la repatriación, con la colaboración de la Organización Internacional para la Migración (OIM) y el Gobierno etíope.

"Hemos reiniciado la temporada de repatriaciones el pasado diciembre, pero nos hemos tomado un pequeño descanso para permitir a nuestro personal que se reúna con sus familias con motivo de los festejos de fin de año", declaró el vicerepresentante de ACNUR en Etiopía, Cosmas Chanda.

"El plan es devolver a 1.200 refugiados de vuelta a sus hogares, desde principios de año hasta este verano, con el objetivo de lograr que 15.000 personas estén de nuevo en sus casas antes de que comience la época de lluvias", añadió Chanda, cerrando así los campos de Bonga y de Dima

CUESTIÓN DE SEGURIDAD

El jefe de la misión mixta de la ONU y la Unión Africana en Sudán (UNAMID) y la coordinadora humanitaria del organismo para ese país expresaron hoy su gran preocupación por la seguridad de miles de civiles en la región de Jebel Muun, en Darfur Occidental, bombardeada recientemente.

El jefe de la UNAMID, Rodolphe Adada, y la coordinadora Ameerah Haq, señalaron que es imprescindible proteger a los civiles y que deben evitarse de manera inmediata acciones de combate en esa región. "La solución para los problemas de Darfur no puede ser militar y esperamos que se le permita a la ONU realizar su labor humanitaria", subrayaron ambos en un comunicado.

Los funcionarios expresaron alarma por el nivel de destrucción que vieron en el poblado de Sirba, sometido recientemente a un ataque aéreo y terrestre por fuerzas del Gobierno sudanés y milicias aliadas. El Gobierno ha asegurado que los civiles podrán trasladarse a lugares seguros y que han solicitado a los rebeldes que ofrezcan garantías para ellos.