GIJÓN, 22 May. (EUROPA PRESS) -
El catedrático asturiano de la Universidad de Cantabria, Iñigo Losada, señaló este jueves, en Gijón, que por cada centímetro de aumento del nivel del mar se pierde un metro de playa. Es más, indicó que en el caso del Cantábrico, el retroceso previsto de las playas para el año 2050 es de una franja de entre 15 o 20 metros de ancho, lo que afectaría sobre todo a playas urbanas, que no tienen a dónde crecer.
Según Losada, quien habló así en la rueda de prensa con motivo del Simposium Mundial 'Los efectos del cambio climático en los océanos' que se celebra en el recinto ferial de Gijón, la solución sería retroceder la playa.
Para Losada, es importante que se introduzcan estudios de los posibles impactos del cambio climático en los proyectos de infraestructuras, como se hace ya en algunas ocasiones, especialmente en los proyectos que reciben ayuda internacional del Banco Mundial y otras agencias de cooperación.
Respecto a los efectos del cambio climático en España, el catedrático, de acuerdo a un estudio encargado por el Gobierno en el que él participó hace tres años, apuntó que todas las zonas costeras más bajas, como la Manga del Mar Menor, la zona de Isla Cristina y otras de Huelva o la de Cádiz, serán "las más sensibles" por el aumento del nivel del mar.
En el caso del Cantábrico, las áreas más afectadas serán sobre todo las rías, Villaviciosa, Eo o Santoña, por ejemplo, excepto las Rías Bajas gallegas. En otras zonas, como el delta del Ebro, hay capacidad para retroceder aunque se perderían algunas zonas de cultivo de arroz, algo que no se puede hacer en la Manga.
El catedrático apuntó la posibilidad de que haya cultivos que cambien en España. En este sentido, indicó que hay otros países que están más avanzados en los estudios sobre el impacto del cambio climático en los cultivos como es el caso de Cuba, donde se está perdiendo el de la patata.
En cuanto al nivel del mar, su incremento también provocará en general más problemas de inundaciones, que serán más frecuentes. Otro efecto es el aumento del tamaño de los oleajes, que ya se está apreciando, sobre todo en la zona del Cantábrico y también en Canarias, mientras que hay un descenso en el Atlántico Sur, en Cádiz.
Asimismo, un mayor oleaje llevará también a la erosión y desaparición de playas. Además, según él, no sólo hay mayores olas sino que el oleaje cambia de dirección y hace girar las playas. Por esto último, las zonas que ya están siendo afectadas están en el Norte de Gerona, en la Costa Brava.
Losada recalcó que este estudio, en lugar de trabajar con escenarios que no ofrecen probabilidades de que ocurra, se hizo también con información basada en datos históricos "para acortar la incertidumbre".
Es más, auguró que la situación real que se avecina será "peor" de lo previsto, ya que los datos utilizados son anteriores al aumento de las emisiones de CO2 de los últimos años. Asimismo, destacó la repercusión socioeconómica que puede tener el cambio climático.
El catedrático adelantó además que van a realizar un estudio sobre el impacto del cambio climático en San Sebastián y Santander.
Respecto al primer lugar, citó los problemas de deterioro que sufre ya el conocido edificio de La Perla, en la playa de la Concha, debido al nivel del mar, las olas y los temporales. "Este año hubo tres", dijo sobre estos últimos. También en San Sebastián se incluyó en el proyecto de construcción de una pasarela en el acantilado un estudio de los posibles efectos del cambio.
EL CAMBIO CLIMÁTICO Y PROYECTOS DE COOPERACIÓN.
Por otro lado, en lo referido al Banco Mundial y la inclusión de estudios de impacto del cambio climático en todos los proyectos de ayuda internacional, Losada indicó que cualquier decisión tiene una actuación de unos 20 o 30 años, por lo que estos estudios ayudan a saber si es necesario rediseñar los proyectos, de los que se valora la funcionalidad y la estabilidad, o si se prefiere no invertir más dinero ahora a pesar de que haya previsiones sobre que habrá que reformarlo en 10 o 15 años.
Como ejemplos, citó un estudio que está realizando el Banco Mundial sobre los efectos en la costa de Buenos Aires, en la que se prevén problemas de erosión, o en el sudeste asiático, donde se valorar el aumento de tifones o ciclones. También es aplicable a proyectos de abastecimiento de agua.