MADRID 29 Abr. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Asociación de Desaparecidos del Polisario (APDP), Dahi Aguai, envió este martes una carta al presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, en la que le felicita por su reelección a la cabeza de la presidencia española y solicita su ayuda para que a los saharauis les sean devueltos sus derechos al considerarse españoles por ser Sáhara Occidental una antigua colonia de España.
En esta carta, el presidente de esta asociación que denuncia las actividades de tortura y las desapariciones que han sufrido algunos saharauis desde 1974, afirma que los saharauis han "sido víctimas de la tortura y de las prisiones en territorio argelino". Por eso, manifiesta su "gran esperanza" en que Zapatero les "ayude" a recuperar sus derechos, arrebatados por "los verdugos que robaron nuestra juventud".
Aguai recuerda al presidente español el caso de los cinco españoles que se unieron al Frente Polisario y que luego fueron encarcelados y finalmente desaparecieron, así como el caso del barco español Tagomago que en 1985 fue asaltado por el grupo separatista saharaui cuando navegaba frente a las costas canarias: "Cinco soldados españoles prisioneros desaparecieron en mi presencia; también el Frente Polisario atacó en aquel tiempo al pesquero Tagomago". Aguai también escribe que hay "algunos torturadores y verdugos del Frente Polisario en el territorio nacional español", añadiendo que la asociación ha "presentado denuncia contra ellos ante un tribunal español" porque tienen "gran confianza en la Justicia española".
El presidente de la APDP concluye su misiva a Rodríguez Zapatero con una reflexión sobre los niños saharauis que pasan uno o dos meses en España con familias de acogida. Afirma que su asociación no está en contra de esta iniciativa cuando ésta tenga carácter humanitario pero cree que el Frente Polisario "abusa políticamente de este intercambio de niños, mentalizando así a la sociedad española" de que el contraste entre nuestra sociedad occidental y la situación de los campamentos en Tinduf es demasiado grande y puede perjudicar a los menores.