Actualizado 17/08/2010 16:07

HRW dice que la impunidad hace que la corrupción y las conductas abusivas de la Policía en Nigeria sean endémicas


MADRID, 17 Ago. (EUROPA PRESS) -

La corrupción generalizada en la Fuerza de Policía de Nigeria fomenta los abusos contra ciudadanos ordinarios y daña gravemente el Estado de Derecho en Nigeria, según afirmó este martes en un informe la organización pro Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW), que señaló que la impunidad causa que la corrupción y las conductas abusivas sean endémicas en esta fuerza.

El informe, 'Todos están en el juego: Corrupción y abusos contra los Derechos Humanos por parte de la Fuerza de Policía de Nigeria', documenta diversas formas de corrupción policial en el país y demuestra que la combinación de la extorsión institucionalizada, la profunda falta de voluntad política para reformar esta fuerza y la impunidad hacen de la corrupción policial un problema profundamente enraizado.

"Una buena labor policial es la base en la que se asientan el Estado de Derecho y la seguridad pública", señaló la investigadora principal para África Occidental de la organización, Corinne Dufka. "El hecho de que las autoridades nigerianas lleven tanto tiempo sin resolver el soborno, la extorsión y el desfalco total en la Policía amenaza los derechos fundamentales de todos los nigerianos", añadió.

El informe está basado en las entrevistas con víctimas y testigos de la corrupción policial en Nigeria. Entre ellos hay comerciantes, conductores comerciales, presuntos delincuentes y víctimas de delitos comunes; agentes de bajo rango y altos funcionarios de la policía; funcionarios del Gobierno federal; jueces, fiscales y abogados; líderes religiosos y de la sociedad civil; periodistas; diplomáticos y miembros de un grupo armado de vigilancia ciudadana.

La investigación de HRW revela que muchos agentes de Policía nigerianos tienen una conducta ejemplar aunque trabajan en condiciones difíciles y, con frecuencia, peligrosas. Sin embargo, también demuestra que la corrupción y la conducta abusiva son endémicas dentro de la Policía nigeriana. Un sargento de la Policía se lamentó de que "la corrupción es como una enfermedad que todos llevamos dentro".

EXTORSIÓN COMO PEAJE

En el informe se documenta cómo policías abordan a diario a los ciudadanos para exigirles sobornos, cuando viajan por las carreteras del país, compran o venden en los mercados, realizan sus labores cotidianas o trabajan en sus oficinas. Para extorsionar, estos agentes amenazan con frecuencia a sus víctimas y cometen violaciones de los Derechos Humanos.

En algunas áreas, la extorsión se ha convertido en una especie de "peaje". Los agentes en estos retenes se preocupan muy poco por ocultar su recaudación de dinero, lo que demuestra la falta casi total de voluntad de los altos funcionarios policiales y las autoridades gubernamentales de exigir cuentas a estos agentes.

La investigación de Human Rights Watch reveló que las personas que se niegan a pagar sobornos sufren habitualmente el arresto arbitrario, la detención ilegal y las amenazas hasta que ellos o sus familias negocian un pago para su puesta en libertad. Los enfrentamientos relacionados con la extorsión entre la Policía y los automovilistas suelen intensificarse hasta convertirse en abusos más graves. Las pruebas sugieren que, en numerosas ocasiones, los agentes de policía han golpeado gravemente, atacado sexualmente o matado a tiros a ciudadanos ordinarios que no quisieron pagar los sobornos que les exigían.

PAGO A LOS SUPERIORES

Según el informe de la organización, algunos altos cargos de la Policía aplican un sistema de "devoluciones" por el que se obliga a los agentes de bajo rango a pagar a la cadena de mando una parte del dinero que extorsionan a los ciudadanos, lo que institucionaliza y promueve los abusos relacionados con la extorsión. Un cabo de la policía explicó que hace todo lo que puede para asegurarse de cumplir con el nivel de recaudación exigido por su superior. "Si no tenemos dinero al final de la semana, lo buscamos. Elegimos a alguien y lo arrestamos", aseguró.

En el informe también se muestra que los ministros y funcionarios del Gobierno encargados de la supervisión, la disciplina y la reforma de la Policía no han extirpado la corrupción sistémica. Los mecanismos públicos de denuncia, los controles internos de la Policía y la supervisión ciudadana siguen siendo débiles y ampliamente ineficaces, y no cuentan con suficientes recursos. Las víctimas del abuso y la extorsión de la Policía también mencionaron que una razón clave para no denunciar estos abusos era el temor a seguir sufriéndolos.

Sucesivos gobiernos nigerianos han reconocido muchos de los problemas descritos en el informe de HRW, y han establecido paneles y comités para examinar la situación y hacer recomendaciones para la reforma policial. Desafortunadamente, se han ignorado ampliamente las recomendaciones de las organizaciones de la sociedad civil y los diversos informes de las comisiones oficiales, lamenta la organización.

"Ya es hora de que el Gobierno nigeriano se tome en serio a todos los niveles el problema devastador de la corrupción policial", señaló Dufka. "Deben empezar por investigar y expulsar a los altos funcionarios que toleran y fomentan la extorsión, y que privan a los policías que trabajan arduamente de los recursos que necesitan para realizar su labor de manera eficaz", afirmó.

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