Actualizado 13/11/2008 18:19

Human Rights pide a Kenia que incremente su respuesta a la crisis de refugiados somalíes en su país

NUEVA YORK, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Gobierno de Kenia, los donantes extranjeros y las agencias de la ONU deben incrementar rápidamente su respuesta al empeoramiento de la crisis de refugiados somalíes en Kenia, según declara la organización defensora de los Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW).

Más de 65.000 refugiados somalíes habrán buscado refugio en Kenia a finales de este año, 19.000 más que en 2007. Las nuevas llegadas se enfrentan a la extorsión y a los abusos cuando intentan cruzar la frontera de Kenia, oficialmente cerrada, y están viviendo en pésimas condiciones de hacinamiento en los campamentos de refugiados.

"Los civiles desesperados que escapan del devastador conflicto en Somalia necesitan ayuda, no más peligro, abuso ni privación", señaló un investigador para los refugiados de HRW, Gerry Simpson. "Deberían ser capaces de cruzar la frontera de forma segura y conseguir después la ayuda en Kenia que tan urgentemente necesitan", añadió.

Una investigación que realizó HRW el pasado mes de octubre en los campamentos para refugiados de la ciudad de Dadaab concluyó que el cierre de la frontera a los refugiados viola el Derecho Internacional de los Refugiados contra la prohibición de regreso forzoso y ha provocado abusos graves.

Algunos refugiados aseguran que han sido obligados a regresar a Somalia porque no podían pagar sobornos a la Policía de Kenia. Otros han sido retenidos en condiciones pésimas de detención en los campamentos cercanos a las ciudades y golpeados, e incluso deportados a Somalia.

"Kenia tiene preocupaciones legítimas de seguridad y tiene derecho a controlar sus fronteras, pero no pueden cerrar éstas cuando los refugiados huyen de un enfrentamiento", aseguró Simpson. "Cerrar la frontera ha hecho a los refugiados somalíes más vulnerables a los abusos y ha disminuido el control del Gobierno y del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) sobre quién entra en Kenia y quién se registra en los campamentos", añadió.

La mayoría de refugiados se dirige a uno de los tres campamentos cercanos a Dadaab, el único lugar en Kenia donde tienen derecho a refugio y cuidado. Construidos en 1991 para 90.000 personas, los campamentos de Dabaad dan asilo actualmente a 250.000, la mayoría refugiados somalíes.

CAMPAMENTOS COMPLETOS

A finales del pasado mes de agosto, los campamentos fueron declarados oficialmente completos. Desde entonces, las nuevas llegadas no han recibido materiales para refugiarse y se han visto obligadas a vivir con parientes o extraños en tiendas de campaña abarrotadas.

"La ONU fracasó al planear de forma adecuada el influjo, y parece que no hay un fin próximo al enfrentamiento, por lo que podría haber 300.000 somalíes en Dadaab a finales de 2009", señaló Simpson.

"El coordinador humanitario de Naciones Unidas debe intervenir inmediatamente para alcanzar un acuerdo con el Gobierno de Kenia para que se conceda más tierra y para convencer a los donantes para que proporcionen fondos y así satisfacer las necesidades más básicas de los refugiados", manifestó

La malnutrición aguda en los campamentos alcanza ahora el trece por ciento. Aunque los refugiados registrados reciben la cantidad mínima de alimentos según los niveles internacionales de ayuda, ACNUR sabe que muchos se ven obligados a vender la comida para comprar productos básicos como gasolina y productos del hogar.

Las condiciones sanitarias también son malas, añade HRW. ACNUR estima que se necesitan 36.000 letrinas e instalaciones sanitarias para alcanzar los niveles mínimos, y los equipos sanitarios no pueden afrontar las necesidades crónicas, cada vez mayores.

Decenas de personas declararon a HRW que los guardas de seguridad privada, situados en las puertas de la oficina de ACNUR en el único campo que permite el registro, piden sobornos y se no les dejan pasar cuando no pueden pagar.

"En sólo una hora, en una pequeña esquina de uno de los campamentos, identificamos a 180 personas, la mayoría mujeres y niños, que habían intentado registrarse durante semanas", señaló Simpson. "Después de arriesgar sus vidas huyendo de la violencia en Somalia y conseguir una relativa seguridad en Kenia, terminan sin nada: sin comida ni refugio, y con un acceso increíblemente difícil al agua y a los cuidados sanitarios", subrayó.