NUEVA YORK, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
El máximo representante de la ONU en Sri Lanka, Neil Buhne, denunció ayer la situación de inseguridad que sufren los cooperantes en el país asiático, después de que la pasada semana muriese uno más de estos trabajadores.
El fallecido pertenecía al Consejo Noruego para los Refugiados, un grupo de ayuda que ya había sufrido otras dos bajas entre sus miembros, entre desaparecidos y muertos. El último asesinato, de A. Vigneswaran, tuvo lugar en el distrito de Batticaola, en el este del país y fue perpetrado por hombres armados de procedencia desconocida.
Buhne instó a las autoridades a "perseguir vigorosamente" a los causantes de este crimen y lograr que los integrantes de este tipo de organismos puedan desarrollar su trabajo "sin miedo". "Una investigación con éxito del último asesinato no sólo consolaría a la familia y compañeros de Vijneswaran, sino que reduciría este miedo y crearía un entorno mejor para la implantación de programas humanitarios en Batticaloa que beneficiarían a miles de personas", añadió.