RSC.-Quintás cree que la crisis actual procede de la falta de regulación y actuaciones éticas

Subraya que la sociedad "premia" a las entidades que cuentan con medidas de protección social, cultural o medioambiental

Europa Press Sociedad
Actualizado: viernes, 7 noviembre 2008 18:18

A CORUÑA, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -

El presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, solicitó hoy a las cajas españolas que "escuchen la recomendación" del Fondo Monetario Internacional (FMI) y reduzcan la presencia de políticos en los altos cargos al 25 por ciento, tal y como hacen las gallegas y catalanas, en vez de mantenerse en el cincuenta por ciento actual de más del ochenta por ciento de las cajas españolas.

En el marco de la conferencia 'Ética y Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en el siglo XXI', que se engloba en las I Jornadas de RSC 'Inversión y Productos Socialmente Responsables' --organizadas por la Escuela Superior de Cajas de Ahorros (ESCA)--, Quintás explicó que esta amplia presencia política ha hecho pensar a muchos partidos "que pueden controlar a las cajas", lo que desemboca en una imagen "de politización injusta"; además de que "aunque no consigan el control", si provoquen "distracción" en los gerentes que "en lugar de dedicarse en exclusiva a su trabajo, deben dedicar esfuerzos a neutralizar esta mala imagen".

Por otro lado, Quintás consideró que la crisis actual tiene mucho que ver con "el fallo de restricciones y el uso de conductas poco éticas". "En todas las grandes crisis siempre subyace la ausencia de conductas éticas y de regulaciones", señaló y abogó porque "más allá de la situación coyuntural actual" se evalúe "el significado único de los condicionantes éticos".

El presidente de CECA apuntó la necesidad de que las entidades "conjuguen" la búsqueda de beneficios con la evaluación de las repercusiones que tienen las decisiones de los directivos en los empleados y en la población en general. Un punto de vista que obliga a "eliminar" algunos efectos colaterales de la ampliación del beneficio conseguidos con conductas no justificables moralmente. "En algunos países era legal y positivo desde el punto de vista del beneficio que los niños de doce años trabajaran en la mina, pero moralmente no", explicó.

Así, señaló que en los últimos cuarenta años estas restricciones han experimentado un "cambio cualitativo" por el que ya no proceden de elementos externos, sino de las propias empresas, un cambio "radical" aparecido a raíz de la globalización y después de que el "gran crecimiento económico" provocara daños como la polarización económica, social, doméstica e internacional; la depreciación del medio ambiente; y la contaminación cultural.

En este punto surge la RSC, por un lado porque los empresarios se dan cuenta de que están desarrollando conductas poco éticas; porque creen que esas conductas pueden provocar daños políticos a sus empresas; y porque la sociedad "premia" a las entidades que cuentan con medidas de protección social, cultural o medioambiental.

"DEJAR HUELLA EN LA HISTORIA"

Así, a juicio de Quintás, los empresarios del siglo XXI defienden la búsqueda del beneficio; del poder y la gloria "para dejar huella en la historia"; y del compromiso ético que implica "tener en cuenta" las consecuencias que nuestros actos tienen en los terceros, un hecho que "no sólo lo piensa la empresa, sino que la sociedad se lo reclama".

No obstante, el presidente de CECA reconoció que la RSC "tiene luces y sombras". En este sentido, consideró que la RSC en muchas ocasiones es "marginal" en las empresas con acciones "patéticas"; a veces es ineficaz tanto en bienestar como en beneficio; existe una industria parasitaria con demasiadas personas en nómina para atenderla; en ocasiones sus partidarios critican iniciativas por sus motivaciones; o que muchos de sus partidarios "pequen" de fundamentalismo.

De este modo, señaló que estos inconvenientes no deben conllevar la renuncia a la RSC porque "no por repudiar una parte debe repudiarse el total de la iniciativa". En concreto apuntó sus principales ventajas, tales como que convierte al mercado en guía de los poderes públicos; sustituye parcialmente el intervencionismo público; aporta mayor eficacia y eficiencia social; anticipa parcialmente los efectos de futuras regulaciones; compensa parcialmente los daños colaterales de la globalización; y perfecciona la dinámica generatriz de la capacidad del mercado para crear bienestar.

Contenido patrocinado