SANTIAGO DE COMPOSTELA, 21 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los grupos del PSdeG y BNG darán a lo largo de hoy luz verde a la toma en consideración de la Lei de Turismo de Galicia, una norma con la que la Xunta pretende convertir la lengua, la cultura y la identidad gallegas en "elementos diferenciadores" de la oferta turística de la comunidad y en "ventaja" para incrementar la competitividad del sector.
Así lo aseguró el conselleiro de Innovación, Fernando Blanco, para quien esta normativa permitirá consolidar un modelo turístico de calidad que sea capaz de competir y de crear empleo.
De este modo, el PP defendió sin éxito su devolución al Ejecutivo ya que, a su entender, el proyecto legislativo del bipartito es "acrónimo" y está "desfasado" porque "ignora" los cambios que afectan al sector turístico a nivel nacional e internacional y no incluye alternativas para paliar los efectos de la actual situación económica.
"Supone un paso atrás en un momento en el que toca mirar hacia delante", manifestó el portavoz de Turismo del Grupo Popular, Aurelio Miras Portugal, y también calificó el texto de "poco ambicioso". Frente a eso, el conselleiro destacó que la normativa está "debatida y trabajada" con el sector turístico puesto que la filosofía de su departamento, explicó, es que la futura Lei de Turismo sea fruto de "un pacto" con el sector público y privado.
Para Fernando Blanco, la reforma de la normativa en vigor, que data de 1997, está justificada porque se ha quedado obsoleta y, al respecto, opinó que el "excesivo formalismo" de la actual norma resta capacidad al sector turístico para adaptarse a los cambios.
NOVEDADES DE LA LEY
Para ello, prevé la creación del Consello Regulador de Turismo de Galicia, que estará representado tanto por miembros de las distintas administraciones como por las asociaciones más representativas del sector del turismo en Galicia, que significa el 12 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad. Otra de las novedades es la creación de una red de oficinas de turismo con el propósito de "homogeneizar" la calidad del servicio.
La futura Lei de Turismo también servirá para revisar la clasificación de los establecimientos para que esté en consonancia con las nuevas demandas de los usuarios. Con este marco legal, la Xunta pretende "simplificar" y hacer las categorías "más flexibles" para que se adapten a los estándares de calidad del mercado.
Respecto a los establecimientos de turismo rural, estarán vinculados a una calificación urbanística de suelo determinada, es decir, el suelo rústico y el de núcleo rural. Con esto, se garantiza que este tipo de oferta turística se localiza en un contorno rural, concretamente en asentamientos de menos de 500 habitantes. Asimismo, el nuevo régimen sancionador que actualiza la disciplina turística recoge como muy grave la vulneración del derecho a la intimidad de los clientes.
Entre otras críticas de la oposición, Miras Portugal reivindicó la necesidad de una estrategia de desestacionalización que, a su entender, está ausente en la normativa. Así, abogó por que la Xunta profundice en asuntos que la norma "trata de forma anecdótica", como el fomento del termalismo, del turismo náutico o del golf, a lo que Blanco respondió que este tipo de ofertas "siguen siendo objetivos del Gobierno".
LEY DE ALDEA
El popular también dijo echar de menos un plan de ordenación del turismo en Galicia porque este sector es "un bien sensible que necesita de una epidermis especial" y reclamó que se preste especial atención a las ciudades porque, de lo contrario, la normativa será "una ley de aldea".
Por su parte, tanto PSdeG como BNG defendieron el proyecto de la Xunta y, en concreto, el nacionalista Fernando Blanco Parga acusó al PP de no tener "argumentos de peso" para arremeter contra el texto legislativo de la Xunta y achacó sus críticas a la "dinámica" del Partido Popular, que presenta enmiendas a la totalidad "de forma mecánica".