Asunta tomó más de 27 pastillas de Orfidal el día de su muerte

Rosario Y Alfonso Periciales
Foto: EUROPA PRESS/REMITIDO

Un informe de la defensa pone en duda los datos para fijar la hora de la muerte, pero el forense se ratifica: "Sus peritos se equivocan"

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -

Asunta Basterra tomó el 21 de septiembre de 2013, entre tres y cuatro horas antes de su muerte, una "dosis tóxica" de lorazepam --principio activo del Orfidal--, consistente en, al menos, 27 pastillas. Posteriormente, la niña falleció entre las 16,00 y las 20,00 horas por "sofocación" con un objeto "blando y deformable" y su cadáver fue "colocado" en la pista forestal de Teo en la que se encontró, en una maniobra en la que además fue "arrastrado".

Así se desprende de los informes forenses incluidos en la causa y cuyos responsables han comparecido este miércoles en los juzgados de Santiago para someterse a las preguntas de las partes.

La primera en comparecer, una de las peritos que participó en el levantamiento del cadáver, ha asegurado que, a su criterio, el cuerpo de la niña había sido "colocado" de "forma apresurada" en el talud de la cuneta.

Algunas marcas en el cuerpo y la propia posición --con la camiseta arrugada sobre el pecho, las manos sobre la cabeza y una pernera del pantalón remangada-- le permitieron considerar que la niña había sido "arrastrada" y que alguien le había "tirado de los pies" para acercarla más a la cuneta.

El cuerpo de la niña presentaba lesiones "leves" y en un primer momento se barajó la agresión sexual dada la tipología de la víctima. La perito ha asegurado que esta sospecha fue lo que llevó a no tomar la temperatura rectal del cuerpo para no provocar lesiones o alterar pruebas en la zona genital.

Al mismo tiempo, ha sostenido que esta temperatura no tendría validez al haber sido trasladado el cuerpo y no poder determinar la temperatura del lugar donde estuvo previamente.

MANCHA EN LA CAMISETA

Por otra parte, la perito se ha referido a dos manchas advertidas en la camiseta de Asunta con luz forense en la propia pista, una de ellas en el borde superior de la manga izquierda y la otra próxima a la axila derecha. En la cara de la niña también se apreciaba un "punteado" fluorescente desde el tabique nasal izquierdo a la raíz del pelo.

La perito ha reconocido que lo único que pudo determinarse en ese momento era la presencia de una mancha de posible origen biológico y ha asegurado que, si como refleja el acta de la secretaria, alguna de las forenses hicieron referencia a que podría ser semen, se "extralimitaron" de sus funciones.

En la sala de autopsias volvió a repetirse la prueba de la luz con los mismos resultados, por lo que la Guardia Civil decidió llevarse la camiseta para su análisis. El forense ha asegurado que la camiseta no tenía manchas en la zona frontal --donde luego fue localizado semen--.

SOFOCACIÓN

El responsable de la autopsia, que no encontró ninguna evidencia de agresión sexual, ha ratificado en la sala sus conclusiones, que indican que Asunta murió entre las 16,00 y las 20,00 horas a causa de una "asfixia por sofocación" con un objeto "blando y deformable", al tiempo que ha descartado que el fallecimiento pudiese ser "accidental o suicida".

La determinación de la asfixia por sofocación viene dada por la presencia de hemorragia nasal, erosiones en la mucosa bucal --cerca de la comisura derecha del labio--, hemorragia pulmonar y hemorragia en una estructura esponjosa de la base del cerebro.

Según ha narrado el perito, los sangrados se produjeron al incrementar la presión por la asfixia y la erosión bucal al presionar los orificios respiratorios de la víctima. De hecho, un laboratorio de Sevilla al que fueron remitidas pruebas halló roturas y deformaciones en las células del pulmón y de la boca de la niña, compatibles con la asfixia.

Por otra parte, el médico forense ha asegurado que la niña presentaba "marcas de ligaduras en mano y pies", a modo de ataduras, que se produjeron "en un momento próximo a la muerte", tanto poco antes como poco después. A mayores, escoriaciones en espalda y cadera determinan que "probablemente fue arrastrada".

El responsable de la autopsia ha defendido la decisión de las peritos de no recoger la temperatura del cuerpo alegando que no tendría utilidad en este caso concreto --por cuestiones como el traslado del cadáver-- y por la existencia de otras pruebas, como contenido gástrico o potasio en humor vítreo, que permiten acotar este periodo.

Las pocas lesiones encontradas las ha atribuido a la asfixia de una persona sedada, que "apenas ofrece resistencia", y ha descartado que se hubiese producido con una mano, dado que "quedarían lesiones externas". Del mismo modo, ha descartado la hipótesis de la defensa de Basterra de que las lesiones dentro de la boca fuesen compatibles con "una penetración bucal con condón".

CONTRAPERICIAL

Durante la primera sesión de pruebas periciales han comparecido también dos catedráticos en la materia que han realizado, a petición de la defensa de Rosario Porto, un contrainforme sobre los datos de la autopsia, revisando material fotográfico y documental aportado por esta parte, aunque sin solicitar el acceso directo a las pruebas conservadas.

Ambos profesionales han criticado la decisión de no recoger temperatura tanto en el cadáver como en la pista en la que fue localizado, alegando que esta información "fundamental" permitiría acotar con mayor precisión la hora de la muerte.

En este sentido, han recordado que se puede tomar la temperatura por otras vías que la rectal y han asegurado que el potasio en humor vítreo debería haberse tomado desde el levantamiento, y no esperar hasta las 11,30 horas del día siguiente.

En base a las fotografías aportadas, los peritos de la defensa aseguran, al contrario que la forense que participó en el levantamiento, que las livideces del cuerpo estaban totalmente fijadas, lo que situaría al fallecimiento en un momento más temprano y han asegurado que deberían haberse producido más marcas en el interior de la boca de tratarse de una asfixia por sofocación.

Estos peritos, que ven "contradicciones" en el informe de autopsia, consideran que no se puede determinar la hora de la muerte ni descartar otros métodos además de la asfixia. Asimismo, creen compatible la herida en la boca con la que provocaría "una mano diestra intentando abrir la boca forzada".

Las consideraciones de los peritos de la defensa han sido criticadas por el forense responsable, que ha calificado de "disparates" algunas de sus conclusiones. "Sus peritos se equivocan", ha dicho, dirigiéndose a Gutiérrez Aranguren.

TOXICOLOGÍA

Finalmente, el jurado ha oído los resultados periciales del informe toxicológico realizado al cuerpo de Asunta, que tenía una concentración de lorazepam en sangre en el momento de su muerte de 0,68 microgramos por mililitro, más del doble de lo "considerado tóxico en cualquier manual".

Las peritos han calculado en sala que esto supondría que la niña había ingerido al menos 27 pastillas de un milígramo de 'Orfidal', teniendo en cuenta que todavía quedaba lorazepam sin absorber y que ya había comenzado la eliminación a través de la orina.

Las expertas han asegurado que la ingestión de este fármaco se produjo entre tres y cuatro horas antes de la muerte, bien durante la comida o después de comer. No obstante, no han podido precisar si se dio de una vez o en varias dosis.

Según han precisado, los primeros efectos del fármaco, somnolencia y sedación, se habrían producido entre 30 y 45 minutos después del consumo, mientras que la dificultad para caminar sería el último de los síntomas en manifestarse.

En el cabello de Asunta las expertas también localizaron indicios de toma de cantidades importantes de lorazepam en los tres o cuatro meses anteriores a la muerte. En el pelo de la niña se encontraron restos de otra benzodiacepina, el nodiazepam, que también fue administrado en esos meses. En ninguno de los análisis se detectaron restos de antihistamínicos.