SANTIAGO DE COMPOSTELA, 1 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un 53 por ciento de los gallegos, casi dos puntos por encima de la media en España, reconoce que no confía en los demás, y un 60 por ciento va un paso más allá y cree que el resto de personas no son de fiar, mientras que la crisis ha contribuido a aumentar esta falta de confianza en la comunidad y la ha extendido a las relaciones personales.
Lo constata un estudio realizado por la aseguradora ARAG, presentado en Santiago por su jefe de ventas en la zona Norte, Jaume Amer, y la directora de márketing de la compañía, Virginia Tusell, quien ha incidido en que la crisis ha sido un "detonante" a la hora de extender el "desencanto" y la "desconfianza" que los gallegos sentían con la clase política a su entorno cotidiano.
Así las cosas, la mitad de los gallegos reconoce que confía "menos" que antes de la crisis y sólo un 1 por ciento asegura que tiene ahora más confianza en su entorno que cuando empezaron las dificultades económicas. Además, la pérdida de confianza afecta con mayor intensidad a jóvenes y personas desempleadas.
En concreto, un 70 por ciento de los jóvenes está convencido de que el resto de personas no son dignas de confianza y también el 70 por ciento de los parados cree que la gente no confía en los demás. Al tiempo, el 60 por ciento de la población gallega considera que hay menos personas de confianza que hace 20 años, mientras que a un mayoritario 90 por ciento no le basta el tradicional apretón de manos y prefiere dejar los acuerdos por escrito.
"SENTIRSE ENGAÑADOS"
Según el IV Estudio de ARAG, la clave de esta falta de confianza puede estar en que uno de cada dos gallegos reconoce haber sido engañado en el último año: en el 29 por ciento de los casos por vecinos, compañeros de trabajo y vendedores; en el 24 por ciento, por empresas del entorno; en el 21,10 por ciento, por familia, pareja y amigos; y en el 17,9 por ciento por instituciones.
En su intervención, Tusell ha manifestado su "sorpresa" por el "alto" porcentaje de ciudadanos que se han sentido traicionados y ha apuntado a este hecho como uno de los factores que desatan la desconfianza en los gallegos. "Cuando alguien tiene una mala experiencia es normal que se vuelva una persona recelosa", ha reflexionado.
Pese al clima de desconfianza imperante, en el 92 por ciento de los casos, los gallegos se ven a sí mismos como personas de fiar, y los más confiados son los 'urbanitas' --el 60 por ciento confía en los demás--. Además, en un contexto marcado por el movimiento de los 'indignados', el estudio revela que los gallegos no pierden el optimismo y se vuelcan en las buenas causas, pues el 80 por ciento confía en los proyectos solidarios de lo que no espera nada a cambio.
Los ciudadanos de Galicia tienen un círculo de confianza bien definido pero muy íntimo, pues en el estadio más cercano sólo incluyen a su familia, pareja y amigos, a los que se otorga una nota muy alta para evaluar su confianza --8,6 puntos, 8,9 y 7,9, respectivamente--, aunque no llegan al sobresaliente. El segundo círculo --compañeros de trabajo, vecinos y gente del barrio-- no llega al notable y los desconocidos no aprueban --con un 3-- el examen de la confianza.
Tusell ha incidido en que los círculos de confianza de hombres y mujeres de la comunidad son diferentes. De hecho, en el caso de ellas, el nivel de confianza en la pareja baja y se equipara con el de la familia, que también baja "un poco" su puntuación con respecto a la media gallega global.
LOS GALLEGOS, DE CONFIANZA
Por otra parte, Galicia es la cuarta comunidad en la que más confían el resto de españoles, por detrás de Madrid, Cataluña y Andalucía. A su vez, los asturianos son los ciudadanos del país que más confianza generan en los gallegos, impresión que es recíproca, puesto que Galicia ocupa el primer puesto en el ránking de confianza de Asturias.
Mientras, catalanes y madrileños "provocan una mezcla de amor y odio" en los gallegos. Así, una gran parte de los gallegos confía en ellos --el 25 por ciento en los catalanes y un 21 por ciento en los madrileños--, pero a otra parte significativa de la población le provocan desconfianza --un 38 por ciento de gallegos no se fían de los catalanes y un 26 por ciento no lo hacen de los madrileños--.
Mucho más claro es el caso de los andaluces, que generan desconfianza en un 36 por ciento de los gallegos, por encima de la media nacional, mientras que "sólo una minoría" reconoce confiar en los ciudadanos de esta comunidad.
Por último, Tusell ha incidido en que en Galicia "se está pasando" de la cultura de la queja a la cultura de la reclamación y que la gente "empieza a tomar medidas" cuando se siente engañada. "El ciudadano está empezando a reclamar por 20 euros", ha ejemplificado.