SANTIAGO DE COMPOSTELA, 7 Oct. (EUROPA PRESS) -
Antonio Gala reconoció hoy que cree que "cada vez escribe más gente que no es escritor" y, frente a quienes se dedican a esta profesión por "prestigio" o por considerar que es "un privilegio" de quines pertenecen a cierta "élite", advirtió de que serlo es "una cruz" del destino.
El autor cordobés promociona hoy en Santiago de Compostela y en Vigo su último libro, 'Los papeles del agua', que está editado por Planeta y que lleva más de 120.000 ejemplares vendidos en tres ediciones, al tiempo que ya está a punto de salir la cuarta.
En la capital gallega el autor mantuvo por la mañana un encuentro con medios de comunicación, donde reflexionó sobre el personaje de Deyanira, la situación de la literatura y del teatro y sus propias vivencias. Por la tarde estará en Vigo, donde firmará ejemplares en El Corte Inglés, entre las 18.30 y las 20.30 horas.
'Los papeles del agua' no puede concebirse como una novela, sino más bien como "la autobiografía dictada" de su protagonista, Asunción Alarcón, quien eligió firmar sus obras con el seudónimo de Deyanira Alarcón. Gala, quien dice que para él el nombre "importa", reconoció que siente que esta mujer "existe" y que, en cierta forma, es ella la que escribió una historia que no sigue un orden cronológico y que el lector "tiene que ordenar como si fuera un puzzle".
El escritor, quien se declaró "enamorado de Deyanira no como personaje sino como persona" y aseguró ser "capaz de reconocerla por la calle", afirmó que su último libro es "una novela dictada" por la protagonista, en la que se aborda la huída a raíz de un fracaso editorial y por el desamor y se descubre una doble Venecia.
LA ESCRITURA COMO "NECESIDAD"
Antonio Gala, quien opina que "el destino verdadero" encuentra a cada uno como le pasa a Deyanira en Venecia, reconoce que "no está de acuerdo" con todos los "palos" que su escritora protagonista reparte a distintos autores literarios. No obstante, opinó que la escritura es "necesaria" para "quien nace escritor" y que "los críticos verdaderos no son escritores".
El autor de éxitos como 'El manuscrito carmesí' o 'La pasión turca', entre otros, manifestó que "no se puede escribir un libro al mes y que es difícil que haya tanta gente dedicada a ser escritor". Consideró que se ve la profesión como "un privilegio" y como el medio para pertenecer a "una élite", pero declaró que los escritores son "muchos menos de los que dicen serlo" y que ser escritor es "una cruz de la que no te puedes liberar".
También reflexionó sobre la poesía, hasta el punto que opinó que si una obra de este género "no es clara y sirve de algo" es "una idiotez". El autor se presentó como "escritor" y señaló que, aunque sabe que "ha salvado a tres personas del suicidio" porque combatieron su soledad al leer alguno de sus libros y hay gente que le dice que les ha ayudado, entiende que esa "utilidad" es "una consecuencia secundaria" de su labor.
Antonio Gala declaró que "él hace lo que tiene que hacer" y reconoció que, también en su caso, "algunos escritores le han hecho mucho bien", pero que hubo otros que no.
RECUPERAR EL TEATRO
Tras empezar a escribir 'Los papeles del agua' y aplazarlo por "el parto inmediato" que supuso la historia novelesca 'El pedestal de las estatuas', Gala admitió hoy que "recogió con gozo" la segunda parte de la historia "dictada" por Deyanira.
A partir de ahora cree que "probablemente se deje recuperar por el teatro", aunque puntualizó que "no sabe cuándo ni dónde". De hecho, Antonio Gala cuenta con una amplia trayectoria como dramaturgo con obras como 'Los verdes campos del Edén' (1963), 'Anillos para una dama' (1973) e, incluso, el musical 'Carmen Carmen', entre otras.
El autor cordobés reconoció que si en la literatura "hay demasiados escritores", también hay "un lío muy grande" en el teatro, donde echó en falta la presencia de "la unidad" con la que deben contar los textos y los montajes.
A su entender, en el teatro hay "un texto y una persona que interpreta y que dirige". Defendió que el director es "el verdadero intérprete" y el encargado de dar "unidad" al trabajo de los actores y a la representación del texto dramático.