PONTEVEDRA, 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Fundación Secretariado Gitano hará un seguimiento a las once familias de O Vao afectadas por el derribo de sus chabolas, dos de las cuales ya consiguieron instalarse en otras viviendas. Este trabajo de "educación familiar", como lo define el colectivo, consistirá en el "acompañamiento" a las familias en sus viviendas y se complementará con una labor de "mediación en caso de conflicto con los vecinos".
Ante la reticencia de los habitantes de Vilarchán, en Ponte Caldelas, y Lérez, en Pontevedra, a que familias del poblado gitano se instalen en sus parroquias, la educadora social de la fundación, Natalia Gómez, manifestó que da por seguro que "una familia aislada no va a suponer ningún problema".
Así, argumentó que "existe el perjuicio de que a donde va un gitano van todos", si bien "es un estereotipo que está cambiando". En este caso, según recordó, las familias se alojarían "aisladamente" unas de otras.
La educadora social de Secretariado Gitano consideró que el rechazo social que suscita el realojo de las familias gitanas ha generado "dudas e incertidumbre" a los afectados por los derribos ante la falta de alternativa.
OPORTUNIDAD.
Apelando al lema de Secretariado Gitano 'Conócelos antes de juzgarlos', Natalia Gómez instó a los vecinos de la comarca de Pontevedra a "darles una oportunidad". En este sentido, aseguró que hay "receptividad" al "cambio de vida" por parte de las familias con las que la fundación está trabajando, desde que en septiembre del pasado año iniciaran este programa de educación familiar en O Vao.
Con respecto a las dos familias que ya lograron su realojo, hizo un balance "muy positivo" de su adaptación al nuevo entorno. El trabajo de la educadora consiste en visitar a las familias, como mínimo dos veces por semana; se les proporciona también apoyo en materia de economía doméstica, hábitos de higiene y asimilación de conductas "que no tenían adquiridas", así como mediación con las instituciones.
Se trata de un trabajo "complejo y muy cercano", indicó Natalia Gómez, "pero del que se ven los frutos día a día". El perfil medio de las familias a las que la educadora acompaña es el de un matrimonio con dos o tres hijos, si bien, a este núcleo se suman otros parientes inmediatos que "están juntos, pero cada uno tiene su casa".
Natalia Gómez prevé un volumen de trabajo "considerable a largo plazo" con estas familias y asegura que "sería contraproducente" abandonar esta labor de seguimiento, por lo que hizo un llamamiento a los vecinos de las zonas susceptibles de realojo "para que confíen en el trabajo de la fundación a nivel individual y colectivo", así como en las propias familias gitanas.