Archivo - Cala en Porter, en Alaior, Menorca. - EUROPA PRESS - Archivo
MENORCA, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las playas de Menorca han alcanzado este año su máximo número de usuarios, contabilizando un total de 31.805 personas, lo que supone un incremento del 17 por ciento respecto a 2019, según los indicadores que elabora anualmente el Observatorio Socioambiental de Menorca (Obsam).
En concreto, las playas semivírgenes son las que sufren una presión más elevada y este año se ha registrado el máximo, con un valor medio de carga soportada por playa del 160 por ciento. Las que más han sufrido esta presión han sido Cala Mitjana, Macarella, Cala en Turqueta, Es Talaier y Binigaus. Por su parte, en las playas urbanas se han detectado cargas del 110 por ciento y en las playas vírgenes, del 88 por ciento.
Entre las conclusiones extraídas por el Obsam, remarcan que no hay correlación entre el número de visitantes y la frecuentación en las playas. De esta manera, según las estadísticas de viajeros que llegaron a Menorca en 2019 y en 2021, se produjo una disminución de visitantes de un 15 por ciento.
Sin embargo, las playas han visto incrementado el número de usuarios debido probablemente a un cambio en el tipo de visitante, con una movilidad más elevada que otros años.
Tras un año trabajando en el proyecto Marebi, la Agencia Menorca Reserva de Biosfera del Consell insular ha presentado los principales resultados de cinco nuevos estudios relacionados con el medio marino de la isla, entre ellos el de uso público de las playas.
Por otro lado, se ha llevado a cabo un análisis para detectar las áreas marinas más vulnerables, como los puertos de Ciutadella y Mahón, que acumulan gran actividad de acciones susceptibles a generar presiones sobre el medio marino, así como las bahías de Fornells y Addaia, que tienen gran valor ecológico y concentración de diferentes tipos de actividades humanas.
Asimismo, la calas más frecuentadas del sur donde también desembocan torrentes son Cala en Porter, Son Bou, Cala Galdana, Macarella, Cala Blanca y Son Xoriguer, así como el canal de Menorca, una zona de importancia ecológica donde se concentran actividades como la pesca, el tráfico marítimo y la conducción de cables eléctricos.
Respecto a las praderas de seba como indicador de la conservación de los ecosistemas costeros, se han evaluado las principales del norte de Menorca.
El estudio ha demostrado el buen estado general de las praderas e incluso se ha observado la expansión de esta planta en zonas arenosas como Arenal d'en Castell, Sa Torreta, Tamarells y Es Grau que, según han destacado, ha venido favorecido por el cambio climático, así como a mejoras en la ordenación de fondeos en algunas de estas calas.
Sin embargo, se ha detectado una disminución importante de la densidad de la seba en la bahía de Addaia, asociada a la presión de fondeos no regulados.
Por otro lado, se ha realizado un seguimiento de dos especies amenazadas de aves marinas, como el cormorán moñudo, del cual se han censado 140 ejemplares, una cifra inferior a la habitual, y la Gaviota de Audouin, que ha experimentado un aumento constante desde que se asentó en Menorca en 1974. Actualmente hay 24 parejas.