2014: ¿Un año sin esperanza?

Yazidíes desplazados por la violencia del Estado Islámico
Foto: STRINGER IRAQ / REUTERS
Actualizado: domingo, 28 diciembre 2014 9:17

MADRID, 28 Dic. (Por Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional) -

   A juzgar por la lista aparentemente interminable de muertes, sufrimiento e injusticias que hemos visto en las noticias este año, 2014 nos ha dado pocos motivos de celebración.

   Se han perdido miles de vidas en conflictos en todos los rincones del planeta, desde la República Centroafricana hasta Siria, pasando por Ucrania.

   Miles de personas han sido ejecutadas por su propio gobierno en países que aún no han abolido la pena de muerte y millones más han seguido sufriendo persecución y discriminación.

   La situación en Nigeria se ha deteriorado, en un escenario en el que tanto Boko Haram como el Ejército cometen crímenes de guerra. Y en México hemos sido testigos de un aterrador incremento del 600 por ciento en la cifra de casos de tortura y malos tratos de los que se ha tenido noticia.

   2014 ha sido un año preocupante para los Derechos Humanos, pero sería erróneo concluir que ha sido un año sin esperanza.

ÉXITOS HISTÓRICOS

   Las buenas noticias no siempre llegan a los titulares como lo hacen las crisis, pero en Amnistía Internacional sabemos que, gracias al trabajo del enorme movimiento mundial de activistas de Derechos Humanos, se han logrado éxitos históricos.

   En septiembre, por ejemplo, tras más de dos décadas de incansable campaña por parte de nuestro movimiento y sus socios, el tratado internacional para controlar el flujo irresponsable de armas alcanzó su ratificación número 50 en Naciones Unidas.

   Se calcula que aproximadamente un millón de personas mueren cada año a causa de la violencia armada, en muchos casos a consecuencia de la represión estatal y a manos de bandas delictivas.

   El Tratado sobre el Comercio de Armas se convertirá en norma de Derecho Internacional este mes, y ayudará a bloquear el flujo de armas a gobiernos que podrían utilizarlas para cometer atrocidades. Se trata del primer tratado vinculante de este tipo en la historia, y es un auténtico testimonio del duro trabajo y el compromiso de los más de un millón de activistas que han luchado por él.

   Otro acontecimiento positivo de este año tuvo lugar en julio, cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictó una sentencia histórica sobre la complicidad del Gobierno polaco con el infame programa de la CIA que gestionaba centros secretos de detención en el país.

   Cuando hace cuatro años visité Polonia, en uno de mis primeros viajes como secretario general de Amnistía Internacional, este tipo de resultado era imposible de imaginar. Sin embargo, la determinación de los activistas nos ha llevado un paso más cerca de la verdad. Confío en que las últimas revelaciones del informe del Senado estadounidense añadan aún más peso a nuestras peticiones de que se revele toda la verdad, se haga rendir cuentas a los responsables y se otorgue reparación, incluida la Justicia, a las víctimas.

   Otro importante paso en la dirección correcta tuvo lugar cuando la Comisión Europea anunció la apertura de procedimientos de infracción contra la República Checa por vulnerar la legislación contra la discriminación con la segregación de niños y niñas romaníes en las escuelas. Una vez más, es una cuestión sobre la que los activistas de Amnistía Internacional han hecho una enérgica campaña.

   Y quizá una de las victorias más felices del año para los Derechos Humanos fue la que tuvo lugar en Paraguay, donde el Senado aprobó un proyecto de ley que otorgará al pueblo sawhoyamaxa plenos derechos sobre sus tierras. Esta había sido una meta clave para nuestro activismo en los últimos años, y supone un triunfo para una comunidad indígena que lleva más de 20 años luchando por esta causa.

CANTAR LAS VERDADES AL PODER

   Amnistía Internacional desempeña un papel fundamental a la hora de cantar las verdades al poder. Con enérgicas campañas como 'Escribe por los derechos', que hace unas semanas alcanzó la cifra de dos millones de acciones, agrupamos las voces de numerosas personas.

   Cuando hablo con dirigentes sobre el historial de Derechos Humanos de su país, saben que nuestra organización les está observando y les hará rendir cuentas de su siguiente movimiento. Por tanto, no cabe duda de que nuestras voces son escuchadas por los responsables de la toma de decisiones en todo el mundo.

   Gracias a la presión de los activistas de Derechos Humanos del mundo entero, las autoridades de Mozambique retiraron este año una propuesta de ley que habría permitido que los violadores evitaran el procesamiento contrayendo matrimonio con sus víctimas.

   Decenas de activistas encarcelados injustamente fueron liberados también, entre ellos el bielorruso Ales Bialiatski, la sudanesa Meriam Yehya Ibrahim y Ángel Colón, recluido en México.

   Allá por febrero me reuní con el presidente de México para hablar del deterioro de la situación de los Derechos Humanos y de la impunidad. La vergonzosa respuesta de las autoridades a la terrible desaparición de 43 estudiantes en el estado de Guerrero fue un triste testimonio de la falta de atención del Gobierno a nuestras peticiones.

   Hace tan sólo unas semanas, el Senado filipino decidió abrir una investigación sobre el uso generalizado de la tortura por parte de la Policía en el país. En Filipinas impera una repugnante cultura de impunidad que ha permitido que la tortura a manos de la Policía avance sin ningún control. Confío en que el anuncio del Senado sea una señal de que el Gobierno por fin está dispuesto a tomarse en serio su responsabilidad de abordar directamente la cuestión de la tortura.

   Junto con otras ONG, también hemos emprendido acciones legales contra las agencias de Inteligencia británicas, con el fin de hacer frente a sus actividades masivas de vigilancia de las comunicaciones.

   En España, hemos celebrado la noticia de la retirada del anteproyecto de ley que regula el aborto, una ley regresiva y discriminatoria que ponía en peligro la vida y la salud de las mujeres y las niñas.

   La reacción de la sociedad civil española, y la movilización social desde diferentes ámbitos que se posicionaban en contra de este anteproyecto de ley ha permitido este paso adelante, al que Amnistía Internacional también ha contribuido con más de 130.000 firmas recogidas desde diferentes países del mundo. Con esta decisión, España se mantiene en la línea legal de la mayoría de los países de la Unión Europea.

   Como hemos podido ver, en 2014 ha habido algunos éxitos importantes que el mundo de los Derechos Humanos puede y debe celebrar. Cada éxito nos recuerda que el cambio es posible cuando las personas están decididas.

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