LONDRES, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -
La cooperante británica Linda Norgrove, secuestrada por los talibán y que falleció ayer sábado durante la fallida operación de rescate, murió casi con toda seguridad al recibir el impacto de la explosión de un chaleco bomba que llevaba uno de sus captores.
Las fuerzas estadounidenses habían llegado al edificio donde Norgrove llevaba secuestrada desde el pasado 26 de septiembre, en la provincia de Kunar, y se hallaban "muy, muy cerca" de la cooperante, según confirmaron fuentes oficiales bajo el anonimato a la cadena británcia BBC.
"Sus secuestradores estaban cada vez más nerviosos y la única opción era una misión de rescate. Nos temíamos que pudieran venderla a un grupo incluso aún más despiadado o que la llevaran a Pakistán, donde habría sido imposible rescatarla", añadieron estas fuentes.
El primer ministro, David Cameron, declaró ayer que "era lo correcto intentar" liberar a la cooperante de Lewis, una pequeña isla escocesa. "Las decisiones y operaciones para liberar rehenes son siempre difíciles. Pero cuando la vida de un ciudadano británico se encuentra en un peligro tal, y nuestros aliados pueden actuar, creo que merece la pena intentarlo", según declaraciones recogidas por la cadena británica BBC.
Norgrove fue secuestrada cuando el convoy de dos vehículos en el que viajaba junto con tres compañeros sufrió una emboscada. Los otros tres fueron liberados sin ningún daño la pasada semana.
La británica, que trabajaba para la ONG estadounidense de ayuda DAI, pudo ser conducida por sus captores de pueblo en pueblo mientras las agencias de inteligencia británica, afgana y otras investigaban el área.
Los oficiales han declarado que tanto el primer ministro como el ministro de Asuntos Exteriores, William Hague, estuvieron informados durante todo el proceso y dieron su aprobación para llevar a cabo la misión de rescate el viernes por la noche, desarrollada por las fuerzas estadounidenses con la supervisión de los oficiales británicos.
