Argelia, al borde del vacío constitucional tres meses después de la marcha de Buteflika

Manifestación en la capital de Argelia, Argel
Manifestación en la capital de Argelia, Argel - Arslane Bestaoui - Archivo
Publicado: lunes, 1 julio 2019 18:04

El 7 de julio expira el mandato interno de Bensalá, sin que haya fecha para las elecciones

Las manifestaciones continúan para exigir un cambio político y comicios justos y libres

MADRID, 1 Jul. (EUROPA PRESS) -

Tres meses después de la salida del poder del expresidente Abdelaziz Buteflika a través de la activación de una cláusula de la Carta Magna para declararle inhabilitado, Argelia se ha visto arrastrado a un estancamiento político ante la falta de una fecha para las presidenciales y a pocos días de caer en un vacío constitucional.

Buteflika abandonó la Presidencia en medio de una oleada de protestas multitudinarias desencadenadas por su decisión de presentarse a un quinto mandato, a pesar de que el infarto que sufrió en 2013 le dejó incapacitado y sin ejercer sus funciones públicas.

El exmandatario, que ya se impuso en las elecciones de 2014 sin hacer campaña, se había estado dirigiendo a la población a través de cartas y finalmente cayó ante la presión del jefe del Ejército, Gaid Salá, para inhabilitarle.

La salida de Buteflika supuso el nombramiento del hasta entonces presidente del Senado, Abdelkader Bensalá, como mandatario interino por un periodo de tres meses, a pesar de la oposición popular contra su figura.

Sin embargo, recientemente anunció que seguirá en el cargo hasta que se celebren elecciones presidenciales, después de que los comicios previstos para el 4 de julio fueran aplazados por parte del Consejo Constitucional, si bien no fijó una fecha para su celebración.

El jefe del Ejército y también viceministro de Defensa ha defendido en varias ocasiones en las últimas semanas celebrar "cuanto antes" elecciones presidenciales, si bien no se ha posicionado abiertamente contra Bensalá, a pesar de que el país se ve abocado a un vacío constitucional, algo contra lo que se ha pronunciado en numerosos discursos.

Salá, que desde la salida del poder de Buteflika se ha erigido a través de sus declaraciones en un defensor de la causa de los manifestantes y que ha apostado por cumplir a rajatabla la Constitución, ha desmentido en varias ocasiones que busque dar el salto a la política.

El artículo 102 de la Carta Magna estipula que el mandato del presidente interino no puede superar los 90 días, fecha que se cumplirá el 7 de julio. A pocos días de la fecha límite las autoridades no han dicho cómo evitarán esta situación.

CONTINÚAN LAS PROTESTAS

Mientras tanto, las protestas continúan en las calles para exigir la salida del poder de Bensalá y del primer ministro, Nurredín Bedui, debido a su cercanía a Buteflika y las exigencias de los manifestantes de que todo el círculo del exmandatario abandone los puestos de responsabilidad.

Las protestas se han sucedido hasta ahora durante un total de 19 viernes consecutivos para reclamar cambios y han contado con un seguimiento de cientos de miles de personas en todo el país durante cada una de las convocatorias.

Las protestas han conservado desde el inicio un ambiente pacífico, ante los llamamientos de los convocantes para evitar episodios de violencia que pudieran ser utilizados por las autoridades para justificar una intervención por la fuerza.

Las manifestaciones no se han visto aplacadas por la campaña de arrestos de antiguos altos cargos en el marco de acusaciones de corrupción que han llevado ante los tribunales a los ex primeros ministros Ahmed Uyahia y Abdelmalek Sellal, así como varios exministros y destacados empresarios.

En este sentido, consideran estas medidas de la Justicia como algo que estaba en el debe de las autoridades y que las detenciones deberían haber llegado mucho antes, dados los niveles de corrupción en el país, al tiempo que han recordado que Buteflika no se ha visto afectado por estas investigaciones.

INCREMENTO DE LA REPRESIÓN

Las protestas, que se suceden todos los martes por parte de estudiantes y los viernes con una convocatoria general, han hecho frente a un incremento de la represión por parte de las fuerzas de seguridad, si bien hasta ahora se han saldado sin incidentes graves.

En las últimas semanas, las autoridades han abierto un nuevo frente al detener a decenas de personas por portar la bandera bereber durante las manifestaciones, que han tenido su epicentro en la capital, Argel.

Las detenciones tuvieron lugar después de que Salá afirmara que una "pequeña minoría" intenta "infiltrarse" en las manifestaciones portando "banderas distintas al emblema nacional". Los manifestantes respondieron con el 'Viernes de la unidad nacional'.

Asimismo, las autoridades han recibido una oleada de críticas por la detención de la líder del Partido de los Trabajadores (PT), Louise Hanune, tras comparecer como testigo ante un tribunal militar en el marco de una investigación contra los antiguos jefes de los servicios secretos Mohamed Medién y Athmane Tartag, así como contra el hermano pequeño de Buteflika, Said Buteflika.

Otro de los puntos negros de este periodo de transición fue la muerte bajo custodia en junio del activista Kamel Edín Fejar, tras más de 50 días en huelga de hambre, lo que reactivó las quejas por los prolongados periodos de detención preventiva en el país magrebí.

Tras el suceso, las autoridades anunciaron la liberación de varios activistas y blogueros detenidos por "insultar" a Buteflika cuando aún estaba en el cargo, en un intento de aliviar las presiones sociales.

A los detenidos se ha sumado durante este fin de semana Lajdar Buregaa, un comandante de la Guerra de Independencia de Argelia que tiene ahora 86 años de edad, por sus críticas a Salá.

La detención ha provocado numerosas críticas en el país, en el que las figuras de la lucha contra el colonialismo francés son muy respetadas, también por las autoridades. Buregaa fue comandante del Ejército de Liberación Nacional que combatió entre 1954 y 1962.

FALTA DE AVANCES

Por todo ello, los manifestantes consideran que los objetivos principales de la oleada de manifestaciones, las mayores desde la independencia del país de África, continúan sin cumplirse.

Así, han reiterado en las calles argelinas que la salida de Buteflika era sólo un primer paso para introducir una remodelación de la política argelina, que ha permanecido inmutable durante décadas bajo el dominio del Frente de Liberación Nacional (FLN).

Manifestantes y opositores han incidido en las últimas semanas en que para una transición real y exitosa en el país son necesarias unas elecciones que no sean organizadas bajo la égida de figuras como Bensalá o Bedui.

En este sentido, argumentan que unos comicios en dichas condiciones, y bajo la vigilancia de Salá, no serán realmente libres ni permitirán un cambio real en el país.

De esta forma, han abogado por mantener su presión sobre las autoridades para forzar la dimisión de Bensalá y Bedui --nombrado primer ministro por Buteflika antes de su dimisión-- como paso previo a una democratización del país.

La desigualdad en las inversiones y desarrollo entre la capital y otras ciudades del norte del país --donde reside gran parte de la población-- y las zonas rurales de otras zonas de Argelia ha sido otro de los gérmenes de la insatisfacción.

Salá, figura central en este proceso, se ha limitado a decir que respalda las demandas populares y a ensalzar la acción judicial contra la corrupción, si bien no se ha pronunciado sobre la falta de medidas para mejorar la calidad de vida de la población.

Los próximos días, en los que el país se acerca al temido abismo del vacío constitucional, se presentan clave, especialmente teniendo en cuenta que la próxima jornada de movilizaciones está convocada dos días antes de la fecha límite, el 7 de julio.

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