Archivo - Armin Laschet se ríe durante un recorrido por zonas inundadas - Marius Becker/dpa - Archivo
La CDU y la CSU se han dejado alrededor de diez puntos en intención de voto desde el principio de la campaña y parece haber sido Scholz quien ha heredado 'de facto' la imagen de solidez que venía acompañando a Merkel desde que comenzó a gobernar hace 16 años, a pesar de que Laschet ha insistido en que es él quien continuará su legado.
El aspirante conservador, de 60 años, quiere seguir la estela de los "16 años buenos" de Merkel, pero lo cierto es que no ha sido hasta el tramo final de campaña cuando la canciller ha salido en su auxilio, básicamente para cargar contra el SPD por cuestiones concretas como su consciente ambigüedad de cara a posibles pactos postelectorales.
En materia ideológica, se le considera un europeísta convencido --llegó a ser diputado en la Eurocámara-- y en 2015 respaldó sin ambages la apertura de fronteras a más de un millón de refugiados. Católico practicante, ha defendido que la "marca principal" de su partido no es la imagen conservadora sino la cristiana, según la agencia de noticias DPA.
Laschet, que ha montado una especie de gobierno en la sombra antes de los comicios, ha insistido en los últimos días en que los resultados estarán "muy ajustados", en un intento por movilizar al gran número de indecisos que figuran aún en los sondeos para tratar de superar a toda costa al SPD en número de escaños.
De ello puede depender el nombre del próximo canciller, ya que Scholz ha dejado claro que no quiere de nuevo la 'gran coalición' y que intentará pactar con Los Verdes. Laschet, por su parte, no oculta que quiere reeditar a nivel federal la alianza que ya tiene en Renania del Norte-Westfalia con los liberales del FDP.