El cierre de campamentos amenaza a los afectados por el deslizamiento de tierra en Sierra Leona

Víctimas del deslizamiento de tierra en Sierra Leona, el 14 de agosto
REUTERS / AFOLABI SOTUNDE
Europa Press Internacional
Actualizado: lunes, 6 noviembre 2017 19:01


FREETOWN, 6 Nov. (Thomson Reuters Foundation/EP) -

Muchos de los afectados por el deslizamiento de tierra que tuvo lugar el 14 de agosto en el Monte Sugar Loaf, en Sierra Leona, y que acabó con la vida de unas 500 personas, temen por su futuro ante el cierre de varios campamentos que está previsto para el día 15 de noviembre.

Las personas que han sobrevivido al incidente están recibiendo una compensación de aproximadamente 172 euros, además de provisiones de comida y otros utensilios que puedan necesitar para ayudarles a empezar a reconstruir sus vidas o a instalarse en otras provincias.

Esta iniciativa está siendo respaldada por la Agencia de Cooperación Británica (DFID) y por fondos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) destinados a financiar la compra de más alimentos para las personas que de manera voluntaria se desplacen a otras localidades.

No obstante, existen muchos afectados que temen que estas medidas no sean suficientes para poder continuar con sus vidas en Freetown. A la mayoría de estas personas también les preocupa dejar sus trabajos en un país donde el 70 por ciento de la población joven está en paro y el 60 por ciento vive con menos de 1 euro al día.

"La ayuda que está prestando el Gobierno es escasa. No tenemos ni idea de qué pasará después", ha lamentado Hassan Turay, que ha vivido en la región de Regent --donde está ubicado el Monte Sugar Loaf--, durante doce años con su mujer.

"En nuestra casa, nuestros hijos tenían su propia habitación, mi mujer y yo teníamos la nuestra y también contábamos con un salón. No era mucho, pero estábamos cómodos. Yo estaba contento. Pero ahora todo eso se ha ido, mi vida se ha quedado atrás", ha contado Turay.

Más de 7.000 personas han solicitado ayuda, según ha asegurado O.B. Sisay, el responsable de gestionar el destacamento de respuesta que ha puesto en marcha el presidente de Sierra Leona, Ernest Bai Koroma. Sisay ya estuvo al frente del equipo de respuesta que hizo frente a la crisis de ébola en el país durante 2014.

UNA VIDA ENTRE ESCOMBROS

Tras haber perdido a su bebé durante el deslizamiento, Aminata Kamara, teme que la puedan obligar a abandonar su vivienda. Kamara estaba dormida cuando tuvo lugar el incidente, que se produjo tras tres días de intensas lluvias.

La localidad de Regent ha quedado devastada. Los vecinos de la zona han asegurado que el número de muertes ronda las 1.000 personas aunque aún quedan miles de cuerpos bajo los escombros y más de 3.000 personas sin hogar.

"Sentimos el movimiento de la tierra y oímos cómo caían los árboles de la colina", ha narrado Kamara, que aún tiene heridas en los brazos y las piernas.

"Sentí la fuerza de algo que me empujaba hacia abajo. Me caí con mi hijo y me desmaye de inmediato. Estaba cubierta de escombros, pero por suerte mis manos quedaron a la vista y fue así como me encontraron", ha contado Kamara.

Sin embargo, su bebé, Mohamed Sesay, quedo enterrado entre los escombros y aún no se ha encontrado su cuerpo. Kamara ha sido una de las personas que ha perdido todo durante el deslizamiento. Ahora vive en uno de los muchos campamentos que el Gobierno ha establecido con la ayuda de agencias humanitarias internacionales.

Sisy ha advertido de que existen personas que han solicitado ayudas asegurando ser víctimas del deslizamiento cuando en realidad no es así. Sierra Leona sigue luchando por asistir a todas aquellas personas que sufrieron la crisis de ébola que azotó el país en 2014 y acabó con la vida de unas 3.000 personas.

PREOCUPACIÓN POR EL FUTURO

Freetown, inicialmente diseñada por las autoridades británicas durante la época colonial y que ha sido el hogar de más de un millón de personas, se ha visto azotada por fuertes lluvias e inundaciones desde 2008.

La mayoría de las construcciones que hay en las colinas de las montañas son asentamientos improvisados o chozas, lo que deja a decenas de miles de personas vulnerables y las obliga a desplazarse cada vez que llega la temporada de lluvias.

Muchas de las construcciones se encuentran en zonas de bosque protegidas, lo que causó la erosión del suelo que contribuyó a que se produjese el deslizamiento de tierra de agosto.

Aunque se ha prometido la construcción de nuevas viviendas para las personas afectadas, hasta el momento tan solo se han construido 57, todas ellas a las afueras del centro de la ciudad.

"El Gobierno no puede permitirse construir casas para todos los afectados ni para todos aquellos que se encuentren en zonas propensas a sufrir este tipo de desastres", ha explicado Sisay en declaraciones a Thomson Reuters Foundation.

"En ningún lugar del mundo ofrecer casas gratis es asunto del Gobierno. Si quieres prometerle a la gente afectada casas gratis, les estarás mintiendo", ha añadido Sisay.

Para Kamara y otras personas afectadas el futuro es incierto. "No tenemos dónde quedarnos. Nuestras casas están destruidas. No se ha salvado nada. Si el Gobierno nos abandona, no tengo un plan B", ha lamentado Kamara.

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