Los combates amenazan de nuevo el suministro de agua de la ciudad de Damasco

El río Barada a su paso por Damasco
REUTERS / OMAR SANADIKI
Actualizado: domingo, 15 enero 2017 13:30

BEIRUT, 15 Ene. (Reuters/EP) -

Los combates registrados este mismo domingo entre las fuerzas gubernamentales y las milicias insurgentes en el valle del Barada amenazan el acuerdo para reparar una estación de bombeo clave para el suministro de agua para la capital, Damasco.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha informado de que el Ejército y sus aliados de la milicia chií libanesa Hezbolá han logrado avances en la ofensiva contra los rebeldes en esta zona. Los combates han alcanzado ya las afueras de la localidad de Ain al Fiya, donde se encuentran los manantiales que aportan el agua para la capital.

El valle del río Barada es una región montañosa situada al noroeste de Damasco que se ha convertido en las últimas semanas en uno de los frentes más importantes de la guerra. Los daños sufridos por la planta de bombeo han provocado cortes de agua en la capital desde principios de año.

El gobierno de la provincia de Damasco informó el viernes de que un equipo de ingeniería entró en Ain al Fiya para reparar la planta de bombeo conforme a un acuerdo que incluía la salida de un grupo de milicianos rebeldes de la región.

El acuerdo se mantuvo apenas unas horas, ya que en la tarde del sábado individuos armados mataron al jefe del equipo de negociación que supervisaba el cumplimiento del acuerdo y los trabajos de reparación, ha informado el Observatorio, una organización con sede en Londres, pero con una amplia red de informadores dentro del país.

Una unidad de Hezbolá ha indicado que el Ejército y sus aliados tomaron el sábado varias posiciones en los alrededores de Ain al Fiya. En los últimos días ya habían logrado avances hacia esta posición estratégica.

El sistema de bombeo resultó dañado a finales de diciembre debido a un "ataque deliberado", según denunció la ONU, que sin embargo no identificó al bando responsable. Este ataque dejó a los cuatro millones de habitantes de Damasco sin un suministro seguro de agua, lo que podría provocar brotes de enfermedades relacionadas con la falta de agua potable.

Los insurgentes señalan a un bombardeo de las fuerzas gubernamentales, mientras que el régimen denuncia que los rebeldes han contaminado el agua con diésel, lo que obligó a cortar el suministro.

La ONU estima que unas 45.000 personas viven en la zona de Wadi Barada y cree que al menos 7.000 han tenido que huir de sus casas debido a los combates, los más importantes en el país tras la toma de Alepo por parte de las fuerzas gubernamentales.