Condenado a 10 años de cárcel un británico que vendió detectores de bombas falsos

Europa Press Internacional
Actualizado: jueves, 2 mayo 2013 20:33

LONDRES, 2 May. (Reuters/EP) -

Un empresario británico ha sido condenado a diez años de cárcel este jueves después de que un juez le acusara de tener "sangre en sus manos" por vender detectores de bombas falsos a Irak y otros países y poner en riesgo vidas a cambio de su propio beneficio.

James McCormick, de 56 años, fue condenado por fraude la semana pasada por vender material basado en una novedosa máquina de 20 dólares para encontrar pelotas de golf perdidas. El empresario consiguió más de 40 millones de dólares en ventas solo a Irak, según la Policía británica. Entre sus clientes también estaba Naciones Unidas.

El juez Richard Hone, del tribunal londinense de Old Bailey, ha considerado que McCormick tiene sangre en sus manos ya que su engaño probablmente costó la vida a personas inocentes. "El artefacto no servía para nada, el beneficio abusivo y su capacidad como defraudador tienen que situarse en la más alta categoría. Sus beneficios fueron obscenos. Usted no tiene ningún tipo de vergüenza o sentido del remordimiento", ha lamentado el juez, citado por la agencia Press Association.

McCormick demostró una "completa falta de respeto por las potenciales consecuencias fatales" de su engaño, ha añadido, incidiendo en que los artefactos dieron una falsa sensación de seguridad que probablemente contribuyó a que personas inocentes murieran o resultaran heridas.

Los detectores se vendían por hasta 40.000 libras cada uno (algo más de 47.500 euros), pero carecían de ningún componente que funcionara y de ninguna base científica, según se ha revelado durante el juicio.

McCormick fue condenado por fraude la semana pasada por fabricar y vender las máquinas de mano "ADE 651" a países en los que hay un gran riesgo de atentados con bomba como Irak, asegurando que podían detectar explosivos, drogas y otras sustancias.

En la publicidad, se aseguraba que la máquina podía detectar dichas sustancias a hasta un kilómetro bajo tierra, más de 3 kilómetros en el aire y a 33 metros bajo el agua.

Durante el juicio, McCormick indicó que había vendido los artilugios a la Policía en Kenia, el servicio penitenciario de Hong Kong, el Ejército de Egipto y la guardia fronteriza de Tailandia. Asimismo también se vendió a Níger y Georgia entre 2008 y 2010, mientras que Irak compró unos 6.000 aparatos.

McCormick, un expolicía y vendedor de Somerset, en Inglaterra, aseguraba que los detectores funcionaban. "Nunca tuve ningún resultado negativo por parte de los clientes", defendió.

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