MADRID, 10 Jun. (EUROPA PRESS) -
A pesar de que Tbilisi está tomando "unos pasos imaginativos" a la hora de resolver el conflicto georgiano-osetio, el grupo de expertos en política internacional, ICG, solicita al Gobierno que prevenga los "frecuentes incidentes de seguridad" que podrían degenerar en una violencia a mayor escala, así como la intervención de todos los implicados en el conflicto.
"Georgia está determinada a solucionar el conflicto, pero bajo sus propios términos y quizás con demasiada rapidez", afirma el International Crisis Group en su último documento sobre la zona, titulado "El conflicto de Osetia del Sur y Georgia: Sin prisa, pero sin pausa".
Según el grupo, el nombramiento por parte de Georgia de Dimitri Sanakoev cómo presidente de la Administración Provisional de la Entidad de Osetia del Sur está "alienando" la estructura osetia, que ahora ve como el régimen establecido por el 'presidente' y líder de facto Eduard Kokoiti, ha pasado a un segundo plano. Para evitar una división más profunda entre partidarios de estas dos estructuras de poder, ICG recomienda a Tbilisi que emprenda un "sustancial diálogo" con el autoproclamado Gobierno de Tskhinvali, mientras Sanakoev intenta conseguir cierta credibilidad entre el pueblo osetio.
Desde la reanudación de las hostilidades en verano de 2004, las relaciones entre georgianos y osetios han sido, como poco, desalentadoras y la situación de seguridad en la región, volátil. Ambos lados ven el conflicto de forma independiente, "sospechan el uno del otro, atrapados en sus propios miedos y en estimaciones". Todas las negociaciones para solucionar la crisis han fracasado hasta el momento.
Y además, ICG pide tener en cuenta que la frustración de Georgia con el papel desempeñado por Moscu en este conflicto "ha alcanzado niveles sin precedentes". De hecho, la ex república soviética afirma que el problema no lo tiene con la región, sino con Rusia. Según Tblisi, la ayuda militar que proporciona Rusia a Tskhinvali es uno de los ejemplos por los que Georgia se niega a aceptar que Moscú participe en las negociaciones como un "participante honesto".
Por otro lado, ICG reconoce que Tblisi ha tomado acciones concretas para cambiar la situación en el país. Sin embargo, el grupo cree que los esfuerzos georgianos van más encaminados a contener la intervención rusa que a resolver los problemas étnicos y "satisfacer las aspiraciones y los miedos de los osetios".
De esta forma, el documento estima que "Georgia necesita cambiar sus percepciones", entendiendo que "Tskhinvali depende de Rusia, y es una dependencia necesaria para los osetios, que se muestran incómodos ante una posibilidad de reunificación con Georgia". Las iniciativas de paz propuestas por Tbilisi son consideradas, sin embargo, como un intento de dar a Georgia la oportunidad de encontrar una solución al conflicto por sus propios medios.
En cuanto a Rusia, ICG recomienda a Moscú que deje de "apoyar unilateralmente" a Kokoity y que "confirme la integridad territorial de Georgia". Es imprescindible conceder mayor importancia al diálogo directo georgiano-osetio y dar a otros actores externos, como la Unión Europea, la oportunidad de participar.
En opinión del grupo, el Gobierno georgiano debería consentir todo acuerdo que hiciera especial hincapié en la prohibición del uso de la fuerza, y aliviar a la vez su preocupación sobre el papel de Moscú en el conflicto, a través de un mecanismo que permita la observación de cualquier tipo de actividad o influencia rusa sobre Osetia del Sur a través del túnel de Roki.
Del mismo modo, dado que la mayoría de los incidentes contra la seguridad tienen su germen en las organizaciones criminales, georgianos y osetios deberían cooperar a un nivel policial de forma conjunta, junto con la Unión Europea o la propia Rusia, transformando las "estáticas" Fuerzas Conjuntas de Pacificación en una herramienta mucho más flexible, orientada a la desactivación de futuras crisis.
Finalmente, y a nivel económico, ICG considera que los únicos proyectos de cooperación válidos en la zona son los presentados por la OSCE. El grupo señala que los donantes han aportado 7,8 millones de euros en concepto de fondo de rehabilitación y desarrollo, pero también reconoció que tanto Moscú como Tblisi han invertido "cantidades significativas" en programas unilaterales o, como las llama ICG, "iniciativas competitivas" que pueden mejorar las condiciones locales pero que no "alimentan la confianza o la resolución del conflicto".
RECOMENDACIONES
Por ello, y en resumidas cuentas, ICG recomienda a todas las partes que "eviten nuevas muestras de retórica inflamatoria", concedan un papel predominante a la Unión Europea, a la par de Rusia y la OSCE; junto con la creación de fuerzas de pacificación conjunta, así como de fuerzas policiales en régimen de cooperación, para facilitar "un mecanismo de respuesta más flexible".
También considera imprescindible que tanto Georgia como Osetia del Sur desmantelen "sus puestos de combate, trincheras, minas antipersona, así como personal o equipo no autorizado de la zona del conflicto".
En particular pide a Georgia que centre sus esfuerzos, más que en la rápida determinación de un estatus político para la provincia, en la "restauración territorial" a través de una mejora de la confianza entre los ciudadanos osetios, lo que se conseguiría emprendiendo contacto directo con el Gobierno de facto en Osetia.
Para ello, sería imprescindible que Georgia "mostrara respeto por las aspiraciones de autodeterminación osetias", y considerara "estrategias de reconciliación" a través de un comunicado de repulsa por "injusticias pasadas" cometidas contra el pueblo osetio, acompañado de la instauración de una Ley de Restitución de Propiedad y Compensación económica.
La estrategia rusa en Osetia, finalmente, debería tener tres vertientes: política, al facilitar las negociaciones de paz; militar, a través de la coordinación de un necesario proceso de desmilitarización en la zona; y económica, deteniendo cualquier tipo de programa de ayuda económica que beneficie, únicamente, a los osetios.
ICG concluye su informe recomendado a Osetia que "construya una sociedad plural y abierta" a negociaciones para acabar con el conflicto que impide su desarrollo y condiciona su futuro como posible región independiente.